LEY DE LIBERTAD RELIGIOSA
ARTÍCULO DE: Lorenzo de Ara Rodríguez

La reciente visita del Santo Padre a España ha escocido a la ruidosa y violenta minoría laicista. Zapatero no está para malabarismos. Es consciente de que los cinco millones de parados no van a permitir que se juegue con el plato de comida caliente que hoy ponen en la mesa la Iglesia y la familia, la otra institución que más ayuda.
El Presidente afirma que la paralización de la Ley se sustenta en la carencia de consenso social y político. Mentira. La Ley se queda en el congelador porque algún asesor le ha convencido de que ahora no conviene electoralmente; que la gente está más preocupada por el paro, por la crisis económica; y que esa misma gente, sensata y cuerda, agradece el papel que hoy desempeña la iglesia en la ayuda a los más necesitados.
Zapatero sigue en pie de guerra contra la Iglesia y los católicos. No quiere crucifijos, no quiere respeto ni cooperación. Si por él fuera, el nauseabundo “cordón sanitario” permanecería infranqueable y en plena vigencia. No nos dejemos engañar.
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