AUTOFINANCIACION
ARTÍCULO DE: Lorenzo Soriano

Si bien decir que con respecto a Europa somos como Haití, pueda sonar exagerado, lo cierto y verdad es que los derechos y prerrogativas con las que han nacido muchos, otros han ido adquiriendo, y disfrutándolas casi todos, ahora se han acabado. Las pocas que nos puedan quedan, se diluirán en escasos meses. Y será para todos, o la inmensa mayoría, no crean, que de esta escaparan muy pocos en este país. Jamás entenderé esa manía de los gobiernos de ofrecer derechos no ganados a parte de los ciudadanos o foráneos, quizás simplemente por conseguir su voto, que les mantenga en el poder, aun sabiendo que llevan a la ruina al País entero. Son absolutamente despreciables, aunque a corto plazo puedan parecer “benefactores” para algunos. Aquí estamos y así estamos por estos descerebrados populistas aferrados a su poltrona, de la que no los sacaremos fácilmente sin pasar a mayores.
Bien, yo hasta hace muy poco no veía salida alguna, salvo soluciones que no quiero siquiera mencionar. Sin embargo creo que hay una opción, una lucecita al final del túnel, minúscula y complicada de divisar, pero al menos es una. Les explico; dado que deshacer el estado de las autonomías resulta de todo punto impensable, ya que somos incapaces de ver y actuar como seres racionales ante la insostenibilidad del modelo, y no queremos aceptar que somos “paupérrimos”, y no opulentos, se deberá, de inmediato, diseñar un pequeño pero firme modelo de autofinanciación. A todos los niveles. Salvo los discapacitados, incapacitados o enfermos, dependientes o jubilados, todos, sin excepción alguna, debemos de autofinanciarnos.
Así pues, las Autonomías que quieran seguir en sus “machitos”, colocando a clientelismo y haciendo disparates de gasto, sin rigor ni control, deberán de financiarse ellas solas, recaudando de sus contribuyentes los dineros necesarios para su sostenimiento y sin capacidad alguna de endeudarse o endeudar a generaciones futuras. Las que no puedan, o sus sensatos contribuyentes lo impidan, no votando a los “nepotes” derrochadores, se asociarían en una mancomunidad y cederían al Estado el control de los asuntos públicos disolviéndose al completo, salvo en pequeños residuos de identidad o representación. Se mantendría la cuota Estatal y la autonómica, si se desea, que se le exigiría a quienes voten que quieren la nefasta Autonomía. Llevamos 30 años con las mismas normativas dizque constitucionales y nadie nos ha vuelto a preguntar si las queremos o no, si queremos republica o no, y si queremos este modelo o no. Ellos, sus beneficiarios, no nos lo volverán a preguntar, aunque las cosas hayan cambiado.
Y vaya que no ha cambiado el asunto.
Los Consistorios, Cabildos y/o Diputaciones, igualmente, se autofinanciarían únicamente de lo que se recaudare de sus ciudadanos, y lo que no se puedan permitir por no haber recaudación que lo sostenga, pues no se hará. Además de agruparse por territorio o población mínima, hasta reducirse a un tercio de lo existente, que la difuminación es terrorífica y carísima.
Qué decir de los Sindicatos, Patronales, Cámaras, Consorcios, y de todo. Solamente se sostendrían los que se puedan financiar con la recaudación propia, de sus alegres, agradecidos y voluntarios afiliados. Esto es con la autofinanciación. Está claro, que intentando mantener este tinglado con esta dimensión y este gasto es imposible que esto resista y a la fuerza ahorcan. Como, parece que no se puede prohibir que hayan esos cientos o miles de Instituciones, al menos que se autofinancien. Y lo que no podamos permitirnos, no nos lo permitiremos.
Por último, no podemos extender a todos, o hacer universal los derechos, las prerrogativas y las atenciones a todo el mundo que nos visita o a individuos que sin aportar ni haber contribuido nunca nada, o escasamente, solicitan igualdad en los servicios. No es posible. Es de buen corazón desearlo, pero es imposible pagarlo cuando se les exija a los ciudadanos un esfuerzo imposible, pues imposible será, y habrá dos caminos. Desmantelar el modelo o pagarlo del bolsillo únicamente de quien lo desee y acepte. Veríamos muchos cambios que ahora parecen imposibles o muy lejanos. Es una buena vacuna, créanme.
A reflexionar.
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