ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

Mas, pude reponerme, después de ese sentimental trance. Fue como cuando salimos de un sueño angustioso y al despertar, la misma luz de la vida me devolviera a la realidad plenamente; y comencé a entender que aquello fue un impase sentimental, que fui cautivado por los influjos angustiosos y la misma evocación de determinadas y sufridas vivencias que nunca más quise recordar, pero contemplando este simple cuadro, hasta caminé por sus calles y veredas y me detuve frente a aquella ventana para captar, supuestamente, la tierna sonrisa que en silencio avisa que aquello sería perpetuado o destruido, como así sucedió.
Y nunca otra vez le vi. y por más que le busco en mis oníricos devaneos, y donde halle una estampa poética, tranquila, muros floridos, ventanas... abiertas o cerradas y donde pueda encontrar el silencio que me permita soñar nuevamente, allí me detengo. Y hasta pareciera que estuviera ocultándose entre las flores, y otras veces, apareciera nuevamente con aquella sonrisa suya y la magia de su serena mirada...
Súbitamente vi aparecer frente a mí, envuelta en sedas multicolor toda ella envuelta y sólo su cara descubierta y sin la bonita mueca de su amorosa sonrisa, con los brazos en ademán de entrega y con pasos muy cortos que hacían interminable su definitiva proximidad y tuve que adelantarme hacia ella un tanto presuroso, pero infructuosamente, cuando más apuraba el paso ella parecía que se alejaba, ahora si, sonriente…Mas, no pude alcanzarle y todo el rato estuve llamándole, aún después de haber desaparecido entre la espesa maleza, durante el tiempo que duró aquel extraño letargo y no pude seguir soñando con ella, se desvaneció como el humo y se dispersó en el aire como si alguien hubiera soplado para que se fuera de mi vida….
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