sábado, 18 de diciembre de 2010

TURISMO Y OTROS,

HABLEMOS DE ECONOMIA. Guerra de divisas.                                      
ARTÍCULO DE: Lorenzo Soriano
El meterse en clubs, o tratar de pertenecer a colectivos donde no damos la talla, o sin darla no aceptamos nuestro verdadero lugar en el mismo, conlleva unos riesgos elevados. Si bien esto a nivel particular, acarrearía algún color de cara o golpe moral, a nivel País, puede llevar a una penuria e incluso a la ruina a quienes no tienen un férreo control de los asuntos públicos, entre otras razones por no saber, no querer o simplemente por no poder intelectual o voluntariamente estar entre los restantes asociados.
Hemos perdido una preciosa oportunidad, quizás para los próximos cien años, de salir de una vez por todas de un marasmo intelectual y económico, y de acercarnos de una vez a nuestros vecinos de la Europa del primer vagón, a la que por unas u otras razones estábamos condenados desde hace siglos.
Que si fue por la expulsión de los Judíos, que si fue por la de los Jesuitas, que si fue por la decadencia de los Austrias, que si fue por no aceptar la Reforma, que si fue por la inutilidad de los borbones, que si fue por no haber tenido de verdad una revolución, que si fue por la Iglesia, que si fue por la restauración, que si fue por la I Republica tan débil ingenua, o si por la segunda, tan radical, sectaria y peligrosa, quien sabe. Personalmente creo fue por una mezcla de todas. El hecho es que se nos aleja otra vez Europa, de la que quizás, realmente no estábamos tan cerca, sino que lo creíamos o nos lo parecía. Queríamos ser Europa sin sacrificio, Europa de derechos sin esfuerzo. Pertenezca a Europa y a l primer vagón, sin trabajar demasiado, sin estudiar demasiado sin esforzarnos demasiado. Eso nos vendían y eso compramos. Y era de pega, obviamente.
Claro que una devaluación del euro favorecería nuestras exportaciones. ¿Qué exportaciones? Puede que a Alemania, Francia, Italia y a Finlandia les venga muy bien, autosuficientes y con balanzas tremendamente positivas y absolutamente exportadoras. La industria americana se ha saneado completamente con un dólar bajo y un petróleo que controla a un nivel rentable. La economía americana sufre en el aspecto del Real Estate, únicamente, en Propiedades que van a bajar más aun, pero en absolutamente nada más. El dólar bajo, les ha saneado.                                                                 
La otra cara de la devaluación es que lo que debamos, y las materias primas y el petróleo, la energía de los que no la producen y lo que importemos se nos encarece en la misma proporción. Y en este grupo estamos nosotros, con los portugueses y los griegos, que exportan “chuches”, con perdón de las excepciones heroicas, que las hay. Pero seamos serios y enumeremos lo que exportan aquellos y nosotros, no solo la cantidad, sino la calidad, los productos demandados y los valores añadidos o márgenes sobre costos de unidad vendida. De Mercedes a Siemens, de Renault a Elf, de Armani a Ferretti, Ferrari o maquinaria especializada. Siendo realistas, hemos sido, somos aun, netamente importadores de los productos europeos. Nos han dado dinero a manta, que ahora no podemos devolver, que hemos gastado en llenar las calles y las casas de materiales y productos europeos, no en prepararnos, estudiar, inventar, producir y avanzar. Viva nuestro sistema de vida y otra de gambas, ahora en BMW y reloj suizo de marca. Y también algunas infraestructuras, la verdad, que no hay que ser cicateros, pero que la mayoría están prevaricadas, obsoletas, sin mantenimiento posible y con muchísimos 10% en el camino.
Nuestra única esperanza es el Turismo a corto plazo, en caída de cabezas y gasto,  pero siguiendo en el Euro, que afecta al 90% de nuestros visitantes, poca cosa podemos hacer para atraérnoslos por esa razón sin perder dinero, o sea, sin que el turismo en vez de enriquecer, empobrezca el destino. Tenemos que cobrar menos de lo que nos cuesta para llenar el 50% de nuestras instalaciones, pero cada uno que llega nos empobrece un poco más. Nuestros costos estructurales, energéticos, de materias y productos, laborales, sociales, de transporte y de alimentación, y Ojo, administrativos, fiscales y burocráticos, no nos permiten ser competitivos vendiendo lo que tenemos por mercancía y con lo que aportamos de valor añadido.
Tenemos un problema psicológico de negación de realidad y económico de imposibilidad e inviabilidad del sistema y modelo que nos hemos dado. Cuanto antes lo aceptemos, antes podremos empezar entre todos a resolverlo. El tardar en aceptar la realidad impide que nos pongamos a corregirlo cuanto antes. Puede que algunos, los que mandan y los que se benefician de la ruina, pero que tienen la llave del corral, no quiera que salgamos de donde estamos. Si no, no se entiende, ya que claro si que esta, que no volveremos jamás a estar en donde estábamos.
A reflexionar.

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