jueves, 13 de enero de 2011

ARCHPIÉLAGO GULAG,

HAITÍ, ¿Y QUÉ?
ARTÍCULO DE: Lorenzo de Ara Rodríguez

¿Usted cuando oye hablar de Haití qué hace? ¿Verdad que hay otras calamidades de las que preocuparse? A usted, sapientísimo lector, seguro que le quitan el sueño otras tragedias. A ver, pongamos un ejemplo. La buena salud de Belén Esteban. La sonrisa o el modelito que lleva Letizia. El politono del Rey. Las ojeras de Zapatero y esa barba de Rajoy que no cuaja del todo. Usted de Haití oye hablar en la tele, un poco en la radio, y los pocos españoles que todavía leen, no dedican mucho más tiempo a los análisis y noticias fechadas en esa maldita isla.
Pero en Haití poco o nada ha cambiado desde que tembló la tierra. ¿Se acuerdan? Más de 200 mil personas murieron. La capital, Puerto Príncipe, y con ella la totalidad del territorio haitiano, se desmoronó por completo. La ayuda internacional existe pero es insuficiente, y lo prometido no llega. Una vez más el fracaso es colectivo.
El mundo rico -¿por qué hay tantos mundos?- aprovechó la tragedia de Haití para entretenerse. Las televisiones abrían sus informativos cargadas de imágenes para animar las comidas. El hombre acomodado y acosado por la crisis a veces mira hacia otro lado. Ignora. Y así vive más tranquilo, con su tragedia personal siempre en primer plano.
Haití nos pilla muy lejos. En España hay miseria, hambre, paro, pillaje, delincuencia, políticos y empresarios corruptos. No todos. La España del presente, aunque instalada en el primer mundo, es un país cansado, débil, enfermo y mendicante.
Pero Haití es otra cosa. Cuando le hablen del infierno, usted diga que sabe de su existencia. Haití es el infierno. Nuestro infierno. Y tenemos miedo. No queremos saber nada de ese infierno tan cercano, tan lejano.
Un año hace que Haití reventó. Un año hace que la tierra en el país más pobre de Occidente se tragó las almas de más de 200 mil personas. Y en el primer mundo no pasó nada. Llegó la crisis más grave de los últimos 70 años, y todavía seguimos en el primer mundo, protegidos por Europa, por China, por Estados Unidos, por esos países emergentes que ya sueñan con sentarse con los más poderosos. Nuestra crisis se puede curar. Pero Haití se muere. ¿Y qué?

No hay comentarios:

Publicar un comentario