jueves, 10 de febrero de 2011

DEJANDO MEMORIA

IN MEMORIAN

EMILIO GONZÁLEZ MÉNDEZ, OTRO BUEN AMIGO QUE SE NOS FUE

ARTÍCULO DE: José  R. Peraza

No hay día ni hora señalada, la muerte toca de sorpresa en nuestras vidas, y se las lleva sin darnos cuenta. Esa es la gran sorpresa del ser humano y la de toda la familia. Por eso, debemos estar preparados, porque en cualquier momento, cerramos los ojos para siempre sin darnos cuenta.

Emilio, era un buen amigo, siempre amable y sincero, rosarista por los cuatro costados, un chico del que nadie puede tener quejas. Aficionado al fútbol como cualquier hombre, pero huía de las disputas futboleras. Su pasión por la U.D. Realejos no merece dudas como buen aficionado.

Emilio el del “Carrito” de los caramelos, nos dejó muy triste. Se nos fue sin darnos cuenta, pero en la retina de nuestros ojos, vemos su imagen: la de joven junto a su hermano Raúl, compartiendo el carrito de las golosinas a la entrada del Cine Realejos, y más tarde trabajando en la hostelería en el Puerto de la Cruz, donde vivía últimamente, y también lo hizo en el barrio de San Fernando y La Vera del Puerto como en la Vera de la Villa de La Orotava.

Fue un hombre querido, era una persona amble, cariñoso, por lo cual, la Asociación de Vecinos “La Candelaria del Norte” del sector Villero, procedió a dale el último adiós, donde fue también acompañado de una corona de flores en nombres de todos los asociados de la misma.

Heredó de sus padres el amor infinito a su Virgen del Rosario, y cada año en la festividad de la Virgen subía hasta el pueblo que lo vio nacer, para honrar la bendita advocación Mariana de la Virgen del Rosario como cofrade.

Su muerte fue una sorpresa para todos. Sus virtudes como ser humano, fueron muchas. Ahora lo recordamos con dolor cuando ya no está con nosotros.

Vaya para sus hermanos y familiares, en especial para Conchita, nuestro más sentido pésame, y la seguridad, de que Emilio, ya disfruta de la felicidad del cielo, junto al Todopoderoso Padre Eterno, y que la Virgen del Rosario lo cubra con su bendito manto, por toda la eternidad.

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