domingo, 13 de marzo de 2011

VILLEROS ILUSTRES,

ANNIE GIRARDOT

IN MEMÓRIAM

ARTÍCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abréu

Casi a la vez que Amparo Muñoz, moría en Francia con 79 años una gran actriz: Annie Girardot, una mujer que deslumbró al mundo en ‘Rocco y sus hermanos’ de Luchino Visconti, donde encarnaba a Nadia y compartía papel con un apuesto Alain Delon.
Annie Girardot había nacido en París el 25 de octubre de 1931, de una relación adúltera, el padre nunca la reconoció, y murió cuando ella tenía dos años, la madre era comadrona. Estudió para enfermera, pero el gusanillo de la interpretación prendió en ella, e ingresó en el Conservatorio de la rue Blanche, de modo que en 1954 se sumaba a la compañía de teatro de la Comedia Francesa. Jean Cocteau quedó impresionado al verla en escena, y dijo que "era el temperamento dramático más hermoso de la posguerra".

Cuando sabe que padece alzheimer, Girardot no se arredra. Publica libros de recuerdos, mientras la memoria aguanta, e incluso hace un film en que ella interpreta a una enferma con ese mal -Je préfère q'on reste amis-, y más tarde se presta a un documental sobre ella como paciente de alzheimer, quiere concienciar al mundo sobre la enfermedad.

Ha trabajado con Mario Monicelli, con Claude Lelouch, Marcel Carné, Luigi Comencini o, entre otros muchos, con André Cayatte, que la hizo protagonista de uno de los grandes éxitos de principios de los años 70 en ‘Morir de amor’. En 1994 encarnó ‘Los miserables’, película que le dio una segunda vida. Tuvo también sus períodos oscuros, de desaparición y de rumores (se dijo que había estado prisionera de las drogas, en particular de la cocaína), y se recuperó su figura en los últimos años con mucha fuerza, como pudo verse en ‘La profesora de piano’ (2001), junto a Juliette Binoche, en la película de Haneke, y en 2005 en ‘Caché’, también de Haneke, con Daniel Auteil y la citada Binoche. En los últimos tiempos, contrajo la enfermedad de Alzheimer y fue objeto de un documental sobre esa misteriosa y devastadora dolencia. Es una de las grandes actrices franceses de posguerra, un mujer de inmenso carácter, exigente en los rodajes, con personalidad, y también fue uno de los rostros, maduros, fundamentales de fines del siglo XX y principios del siglo XXI. De la estirpe, con todos los matices debidos, de María Casares, Simone Signoret o Jeanne Moreau, por citar algunos nombres imprescindibles. Uno de sus compañeros dijo que sus grandes pasiones fueron tres: las drogas, el dinero, y el amor y el sexo.

En el año 1979, realizó una gran y amena película EL GRAN ATASCO con Fernado Rey, Marcello Mastroianni, Ugo Tognazzi, Gérard Depardieu, Ángela Molina, MIou – Miou y Alberto Sordí. Dirigida por el italiano Luigi Comencini, trata de una comedia surrealista escenificada en una autopista, nada más empezar el verano, los italianos se lanzan a recorrer sus magníficas autopistas, de las que se sienten tan orgullosos, que son capaces de soportar la consecuencia lógica del más refinado asfalto: el atasco. En la autovía que lleva de Roma a Nápoles, cientos y cientos de vehículos han quedado atrapados y sus ocupantes se van a ver obligados a convivir durante horas y horas.

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