jueves, 28 de abril de 2011

VILLEROS ILUSTRES,

TACORONTE 100 AÑOS CIUDAD (1911 – 2011)

ARTÍCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abréu

Crónica de los veinticinco primeros años del siglo XX de la historia de la ciudad de Tacoronte, en Homenaje por el centenario de su nombramiento como ciudad por decreto del Rey Alfonso XIII de 23 de marzo de 1911, que mi amigo y contertulio Nicolás Pérez García, tacorontero de pro escribe en una nueva producción bibliográfica después de publicar 15 producciones todas ellas dedicada a su querido pueblo tinerfeño de Tacoronte natal.

Un siglo atrás, en la generalidad de los pueblos de la isla, al acontecer local estaba inmerso en una dinámica rural donde la subsistencia no era fácil ni difícil, simplemente se vivía al dictado del hecho agrícola de una forma pacífica y en agitación, con escasos signos de cambio y sin mirar a penas al futuro; si acaso al mañana inmediato. Cuando menos era así para la gran mayoría de sus moradores. Hoy, en nuestra actualidad, la memoria del tiempo nos trae aquellas reminiscencias con una mezcla de nostalgia y romanticismo.

Respecto al municipio de Tacoronte, la versión de su acontecer nos habla de cómo, en los primeros lustros del siglo XX, algunos hechos novedosos hacen que la inveterada vida del lugar entrevés otras perspectivas y comience a transformarse tímidamente. El nuevo protagonismo que cobra el pueblo se impregna en la mentalidad de buena parte del vecindario y el tiempo empieza a dibujar un escenario que no dejará de alumbrar un porvenir distinto y cambiante.

El prologo de esta nueva producción del amigo Nicolás Pérez García reza que en el año 2011 el municipio de Tacoronte cumple un importante centenario. Fue el 23 de marzo de 1911 cuando el Rey Alfonso XIII concedió el título de Ciudad al pueblo, donde el monarca había hecho breve estancia al comienzo de la primavera de 1906. La efeméride es acreedora de la debida conmemoración al cumplirse un siglo del reconocimiento más relevante que ha recibido el pueblo, y merece asimismo el recuerdo y la difusión de tan valioso galardón patrimonial. La rúbrica del decreto real se produjo cinco años después de que el Rey de España y su séquito hicieran un alto en Tacoronte para luego proseguir su periplo hacia el norte de la Isla. Todo ello con motivo del viaje oficial de varios días al archipiélago de las  Islas Canarias, que por primera vez en su historia tuvo la ocasión de contar con la visita de un rey de la nación española.

Al despuntar el siglo XX el municipio de Tacoronte cuenta con una población de 4.204 habitantes de hecho y 4.241 de derecho, más mujeres que hombres en una proporción aproximada del 55 y. 45 por ciento respectivamente. Es la imagen de un pueblo que nos muestra su mejor virtud en la agricultura, en el laboreo de los campos de cultivo como medio de subsistencia principal.

Una época en que la mayor parte de sus habitantes viven ajenos a otros conceptos de la vida exterior, prácticamente recluidos en su feudo por falta de comunicaciones y estímulos.

Contados son los vecinos que tienen la oportunidad de traspasar la frontera del término para adquirir capacitación, formación y estudio. La gran mayoría no conoce lo que está más allá y su única opción es el quehacer cotidiano de la familia aferrada al campo, o emigrar en busca de mejor fortuna.
Existe gran necesidad de canalizar el agua -problema secular- por el mal estado de la atarjea principal que la trae desde la Madre del Agua en el monte de Toledo. No hay farmacia ni veterinario aunque el aspecto sanitario está al cuidado de una junta municipal elegida entre los vecinos, y el único facultativo que existe es el profesor médico -así se le nombra- Rafael Clavijo Estupiñán. Las cocinas hogareñas funcionan con el carbón que se elabora en el monte mediante subastas que controla la Jefatura de Montes, y las casas se iluminan con velas, capuchinas de petróleo o carburo.

Cada dos años se realiza la renovación parcial de los miembros del Ayuntamiento, siendo los puntos de votación una caseta de camineros que está en Los Naranjeros (distrito Sur) y la sala capitular del Consistorio (distrito Norte). El Pósito realiza una función social y sin ánimo de lucro a favor de la agricultura mediante pequeños préstamos a metálico al 6 por ciento de interés; para cantidades importantes se exige garantía hipotecaria. El tipo de interés citado viene a ser el equivalente a los dos cuartillos de trigo por fanega que se cobraba en otros tiempos del pasado.

Una mirada retrospectiva a los comienzos del siglo  XX un Tacoronte donde predomina la campiña abierta y arbolada, con casas dispersas por todo el término conectadas a través de veredas, caminos sinuosos y serventías que también sirven de enlace para el trajín de los labradores. Destaca en su fisonomía orográfica la torre-campanario de Santa Catalina y la solitaria espadaña del Santuario del Cristo. Por la carretera general que atraviesa el término (Carretera Provincial), carros, carretas, bestias y cabalgaduras son los medios de transporte Y locomoción en la actividad del día a día. El centro cívico y de mayor concurrencia se encuentra en la plaza de San Agustín (actual plaza del Cristo), al pie del ayuntamiento que se ubica en el que había sido convento de los frailes agustinos, expropiado por partida doble a la comunidad religiosa en los años treinta del siglo XIX en virtud de leyes desamortizadoras del
Gobierno. El entorno religioso principal se halla en Santa Catalina, iglesia matriz y más antigua del lugar. La santa mártir de Alejandría es la patrona titular del pueblo, si bien la imagen del Santísimo Cristo de los Dolores le ha ganado protagonismo por la mejor inmediación Y acceso de su santuario y por la devoción generada por la singular imagen desclavada a través del tiempo.

Fuera de la ocupación agraria de subsistencia existen pocas alternativas dignas de mención, pues lo habitual y cotidiano es la labranza, fuente del sustento primordial. El deporte se ciñe a la lucha canaria, y en el aspecto cultural algún ambiente social en el primer casino que tuvo Tacoronte en una casa del entorno de la plaza, cuyo nombre se ignora, así como la de su primer presidente. Posteriormente se fundó otro casino en la Fuente del Alcalde que se llamó "Juventud Tacoronte", presidido por Rafael Galván Torres y cuyo secretario fue José Galán López, también con cargo homónimo en el juzgado municipal.

No tardó en surgir otro centro de reunión y de actividad socio recreativa, "La Unión y Amistad", fundado por Maximino Hernández, que tuvo su sede en las casas de Cristóbal López y de doña Adela, ambas en la calle segunda del Cantillo, popular y frecuentado barrio debido a sus chorros y abrevaderos, tanto en el lugar cercano a Casas Altas como en la Fuente del Alcalde.

A todo ello se complementa la distracción de las escasas festividades que se celebran, especialmente la del Cristo de los Dolores en el mes de septiembre, imagen de gran fervor en toda la Isla; y algunos conciertos de las dos pequeñas bandas de música que existen en la localidad.
Prácticamente el centro del pueblo se encuentra en la plaza del Convento o de San Agustín, conocida con estos nombres, una explanada de tierra en ligero declive desde las fachadas del santuario y antiguo convento, circundada por los árboles que se plantaron a finales del siglo XIX. Hasta la plaza confluyen varias calles, que son las más céntricas del pueblo: el callejón del Convento en descenso desde la carretera Provincial, los callejones Amargura y Angustias ascendientes en paralelo desde la calle Calvario, y el Camino Nuevo que lo hace desde la iglesia parroquial de Santa Catalina salvando el barranco de las Granadas. Está perfectamente definido el triángulo histórico-tradicional del municipio en el perímetro que abarca estas calles, entrelazando el paraje más emblemático del término el Calvario y las dos históricas alhóndigas del Pósito. En el tramo de calle que va desde el Calvario hasta la iglesia matriz se hallan la casa que albergó el museo o gabinete de Sebastián Casilda y el cementerio católico municipal.

Frente a la puerta sur de la iglesia de Santa Catalina se encuentra la Casona, una construcción de interés arquitectónico de comienzos del siglo XVIII.
Hacía cuatro años que se había construido el Hotel Camacho (1), un edificio de estilo angloluso en el que tomó parte como constructor el tacorontero Juan Fariñas bajo las órdenes de su promotor, el madeirense Louis Gomes Camacho, hospedando a gente de paso y los pocos turistas que visitan los alrededores, ocasionalmente los montes de laurisilva de Agua García, siendo aliciente notable el clima bonancible del lugar. El hotel trajo consigo que se instalara el teléfono en Tacoronte mucho antes que en otros pueblos importantes de la Isla gracias a los buenos oficios del señor Camacho.

En los atardeceres, la distracción habitual se limita a los corrillos de parroquianos en la plaza frontera del convento y en las inmediaciones de la puerta de ánimas de la iglesia de Santa
Catalina.

(1) La primera noticia que se tiene sobre el proyecto de construcción del Hotel Camacho en Tacoronte es de fecha 23 de junio de 1894, cuando en la sesión municipal de este día se ve la instancia de Louis G. Camacho solicitando la cesión en  venta de 941'25 metros cuadrados que mide el sobrante de camino existente junto a una casa y sitio propiedad de su esposa, Rosa González, en el punto denominado Hoya Machado, el cual le es necesario como ampliación de superficie para edificarlo. El Ayuntamiento actúa con rapidez a través de la Comisión de Caminos y siete días más tarde aprueba la enajenación del terreno convencido de la utilidad que reportaría al municipio la instalación de dicho establecimiento. El citado solar fue tasado en 84'75 pesetas y el hotel aparece ya construido en 1896. En los dos años siguientes el industrial Camacho tramita licencias pidiendo autorización para instalar una línea telefónica que conecte con el hotel que posee en Santa Cruz de Tenerife, solicita el justiprecio de un solar anexo al establecimiento para su parcelación y obtiene permiso para pasar una tubería de hierro por el Camino Real al objeto de conducir agua al edificio. En 1899 consta que la comunicación telefónica es operativa…
 
 

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