viernes, 19 de noviembre de 2010

ART. DE UN PORTUENSE,

LA HERENCIA DEL SILENCIO

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

Los pueblos no debieran olvidar su pasado, que en definitiva, conforman las páginas de su historia y debieran mirar más hacia su futuro cimentándolo en el presente.

Ahora nos corresponde aportar lo mejor de nosotros. Lo digo generalizando; y que lleguen mis comentarios a la conciencia de nuestros representantes políticos, para que, al tomar decisiones serias piensen, ante todo, en ese “porvenir” que vamos a dejarle a nuestros hijos y a los hijos de éstos. La historia comienza con ese desprendimiento patriótico, saber aportar a nuestro patrimonio lo que será frutos generosos para venideras generaciones, las cuales sabrán valorar nuestros esfuerzos y el deseo que nos animó oportunamente a buscar para Canarias lo mejor, sin escatimar sacrificios ni esfuerzo alguno; y han habido y hay ediles, que,  - todo hay que decirlo -  en mucho han acertado. Que en definitiva, son  responsables directos de nuestra política territorial. Sin dormirse en los laureles, claro está. Y mucho mejor es recordar insistentemente en los fracasos e infortunios que han dañado a nuestra historia, como se viene haciendo habitualmente, señalando fechas determinantes, con cierto placer y en algunos casos con “regodeo”. Efemérides, pues, que nada positivo aportan a nuestros verdaderos anhelos, y, si me lo permiten, a nuestras necesidades.  Ello empaña, de alguna manera, el panorama presente, despertando antiguos rencores en algunos, indiferencia para otros y sonrojo para una mayoría que están ahí, en el silencio del anonimato. En nuestras Islas Canarias hacen falta otros hechos determinantes y más serios, menos folklore y más “puestos de trabajo”, por citar un ejemplo. Nuestros hijos necesitan ayudas para realizar sus sueños, con los mismos derechos que lo gozan otros... Necesitan puestos de trabajo seguros y dignos, donde prevalezca el respeto y la estabilidad económica tan aclamada hace algunas décadas. Nos consta, que es imposible repartir lo que no se tiene, pero si, es responsabilidad de nuestros gobiernos, sean cuales fueren, estudiar la forma de crear esas fuentes de trabajo tan necesarias y que los pueblos ordenados demandan. No entorpecer la labor de sacar el comercio, por ejemplo, adelante, con más impuestos, persecución indebida... Sin el empecinamiento de tantos obstáculos que nos impiden luchar contra esta crisis que nos ahoga y que nos niega salir de ella a pesar de tantos esfuerzos para no sucumbir económicamente. Necesidad imperiosa que no se puede dejar aparcada como asignatura pendiente y que fomenta que alguien ofrezca mañana, falsas promesa electorales para algún día hallar más votos... Ya está bien de demagogias, ya no valen para nosotros los engaños, los vemos venir de lejos, en cada ocasión, siempre con la misma cantinela... Luego “los peores se unen y hacen una nueva fuerza” que no convence, algunas veces. Aquí nadie se ha preocupado por los graves problemas que estamos denunciando, que de haberse luchado con dignidad algo se hubiera logrado; lo hubiéramos visto reflejado en nuestra economía. Yo no me estoy refiriendo a algún Gobierno Municipal determinado en el presente, algunos, posiblemente no han tenido tiempo, mas, algo han hecho, pero no lo suficiente o lo más perentorio.

No es que no me preocupe el porvenir de nuestros pueblos y sus gentes, estamos preocupados y mucho. Pienso, modestamente, que a la clase política hay que reciclarla, valorar la capacidad intelectual de cada uno, algo de cultura tampoco vendría mal y amor por sus pueblos, no permitir tanto retroceso y perder el mejor de los tiempos entregados a estériles luchas partidistas y al engaño a que nos tienen acostumbrados. Esto de la política es algo muy serio, no es un juego de parvulitos. Requiere absoluta entrega, seriedad, mucha seriedad y buenos propósitos. Aceptar como personas civilizadas la participación  de los demás, principalmente de aquellos “ciudadanos” que componen la Oposición, que en definitiva son los verdaderos guardianes de nuestros intereses comunitarios, no están ahí como perros rabiosos ni mucho menos. Hay que buscar el justo equilibrio, si no se tambalean los objetivos todos y no vamos a ninguna parte.

¿Por quienes vamos a votar esta vez? ¡Ay, qué problema, con tantas lumbreras!.. ¡Sorpresas! ¡Habrá sorpresas, muchas sorpresas! Así pues, mano a la obra. Preocupémonos desde ya, acudamos en masa a oír las charlas preelectorales, a ver si todos van a ofrecer lo mismo de todas las anteriores citaciones.

A nivel regional, nuestros campesinos están ansiosos de ver resultados que resuelvan sus graves problemas... Pero nada de nada o al menos no se nota que esos resortes se pongan a funcionar o se activen. Ayudas, supervisiones, protección e interés cívico. Si, ya sé, es el tiempo...  ¿Acaso no se ha perdido el más valioso de los tiempos, discutiendo chorradas? También hay que añadir que se está trabajando y mucho por revitalizar a la ciudad de Puerto de la Cruz, algo lentos, pero se ve voluntad de la mejor.

Hay veces que se malgasta ese tiempo y los dineros queriendo agradar a los demás, seguramente a aquellos que menos problemas tienen y menos lo necesitan. Movidos por ese sentimiento calculador, ¡es muy “bonito!” siempre resulta elegante todo lo que se haga. Mas, sin lugar a dudas, congratulan a unos y confunden a otros. Los que más, no saben ni de qué va la cosa, pasan de todo, sólo consiguen distraerse... La mayor parte de los ciudadanos, siguen obsesionados con sus problemas que al parecer no hay capacidad política para poder resolverlos, ni créditos, por muy buena voluntad que se tenga. Creo que si no nos unimos seriamente y luchamos juntos por salvar nuestro pellejo, vamos a sucumbir de verdad a corto plazo. No miremos a otros lados, veamos lo que nos espera, y que conste, no soy derrotista, sólo veo. Y por ello me tomo la libertad democrática que me asiste, para romper definitivamente los pecados de nuestro silencio.

No olvidemos que Canarias está huérfana en muchos aspectos fundamentales, y que sólo nosotros, los que la llevamos dentro y entendemos la situación en que vivimos, podemos conservarla ayudándonos a nosotros mismos, haciendo oídos sordos a tantas encuestas “mentirosas” y mirando siempre al frente, palpando nuestras necesidades. Que aunque veamos con dolor ese triste horizonte que asusta a nuestra juventud, importante reducto para garantizar nuestro futuro, si les ayudamos. Con ellos sabremos, algún día, aprovechar todo nuestro coraje, que, unido a nuestra capacidad intelectual natural, podríamos librarnos de nuestro cruel destino y ser como siempre hemos soñado...

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