jueves, 20 de enero de 2011

ART. DE UN PORTUENSE,

REVINDICACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

Para hablar de la ciudad turística de Puerto de la Cruz, antes  hemos de considerar cuántos avatares e inconvenientes ha sufrido desde los comienzos aquellos, cuando nuestro pueblecito marinero y mercantil, a pesar de su reducidos límites geográficos, descubrió sus otras posibilidades ante la demanda de visitantes por sus excelentes cualidades climáticas y en conjunto, sus naturales escenarios: mar, cielo, montes, barrancos, cañadas y cuantas reservas oriundas que abundaron siempre. También en el resto de esta isla. Pero el Norte no necesitaba tarjeta de identidad alguna, estaban ante los ojos del más exigente “naturalista” sus encantos, desde cualquier lugar que miraran y por los senderos armoniosos por donde caminaran. Cada rincón sorprendía y despertaba el más exquisito interés por disfrutarlos y buscar en ellos sus secretos, su historia y leyendas más diversas. Luego la transformación y aquella simbiosis social, urbana y la súbita demanda alojativa frente a la situación económica del momento, obligó a habilitar en casas particulares habitaciones áticos y azoteas, para satisfacer y alojar a dichos visitantes extranjeros que preferían quedarse en Puerto de la Cruz, aceptando entonces cuanto pudiéramos ofrecerles… Ese crecimiento de invitados, a pesar de los pocos, pero bien condicionados hoteles de que disponíamos y de los que pronto fueron construyéndose otros más, mitigaron nuestras carencias dándole a nuestro pueblo de entonces  otro aspecto e importancia. Ya adecentadas las fachadas de las casas, la fisonomía de las calles, plazas y demás complejos, otros aires se respiraban… Así  ganó tanto prestigio la hoy llamada ciudad turística. Los Restaurantes y casas de comida y merenderos fueron proliferando, de tal manera que todo iba sobre ruedas, a buen ritmo. Se hacía cuanto se podía y a nuestros visitantes se les veían felices, eso era fácil comprobarlo viendo sus semblantes y la tranquilidad entre ellos, juntándose con los lugareños en salas de fiestas, piscinas, degustación típica en guachinches y demás lugares de recreo. Entonces hubo trabajo para todo aquel que lo necesitara y buenas propinas para aquellos que sabían ganárselas.

Actualmente, las gentes (los nuestros y los de afuera) se han hecho mucho más exigentes, muchos sólo saben poner faltas a lo que se vaya haciendo y algunos hasta lo dicen en TV para magnificar el daño y se extrapolare donde no beben llegar las noticias caseras nuestras. Algunos son unos desvergonzados. Sabido es por nuestra mayoría, que no hay dinero de sobra, se hace lo que se puede, para adecentar la imagen de nuestra ciudad, de las infraestructuras y empresas mayores. Todo les perece que estuviera mal hecho, sobre todo a aquellos que jamás han salido de su reducido entorno y no han visto las enormes deficiencias que existen  en muchos lugares “turísticos” de otras latitudes de nuestro Planeta. Sin embargo, los visitantes saben que entre nosotros hallarán el confort que andaban buscando y la tranquilidad tan envidiable que les podemos ofrecer.

Seguramente conocen lugares más conflictivos, con más carencias y menos elementos favorables como les brindamos nosotros; por eso nos han elegido como destino turístico para pasar unas gratas vacaciones y volver cuando les plazca. Nuestras puertas siempre estarán abiertas y en óptimas condiciones los lugares escogidos y más atrayentes.

A pesar de las constantes discordias políticas entre los distintos partidos políticos locales, que han sido los que han demorado nuestro progreso a pesar de todo lo bueno que hayan hecho en sus distintos mandatos, con sus aspiraciones y el ridículo protagonismo al que se creen merecedores, aquellos que sólo aspiran a figurar como  vencedores de tan estúpida lucha partidista. Entre tanto, Puerto de la Cruz, sufre la gran amenaza de su posible desaparición como el “paraíso” del inteligente turista que al saber elegir, con nosotros aciertan, máxime si se mejoran las condiciones socio políticas que nuestro municipio demanda. Aquí hay madera de la buena y gentes muy competentes para llevar por buen camino el destino de los portuenses y los miles de foráneos que vienen a trabajar honradamente y a revitalizar la ilusión del Norte de Tenerife, porque somos la esperanza de nuestro futuro. Sólo falta honradez política y buena voluntad en todos los niveles y en la conciencia de cada uno de nosotros.

No se puede progresar siendo tan negativos y fatalistas, ni se puede admitir la decidía “colectiva”, que ni luchan ni dejan luchar a los demás por el bien de todos. Hay que mantener el progreso de todo cuanto se ha hecho y por cuanto se ha luchado para que seamos compensados con el honor de que nuestro querido pueblo se haya convertido en la primera ciudad turística por sus excelencias…

Hay que dar la cara y la vida, si fuera necesario, para que también el día de mañana, nuestros hijos y los hijos de estos no tengan que emigrar en busca de un nivel de vida mejor. Y que nuestra gente del Norte no tengan que buscar e ir a trabajar fuera de nuestros límites, si fuera posible, habiendo aquí tantas gentes de otros lugares trabajando y bien instalados… Que los del Norte se queden aquí sería más rentable para cada uno de esos sacrificas asalariados.

Toda la isla de Tenerife o un elevado porcentaje de tinerfeños, estoy casi seguro de ello, que por lógica, no ven tan descabellados mis comentarios.

¡AH! Los políticos “bien pagados”  que caminen por las calles de sus respectivos municipios, que palpen y retengan las deficiencias que hallen en sus soleados paseos; y por las noches que no dejen la ciudad tan solitaria… Eso transmite confianza y seguridad, tanto para nosotros, como para los visitantes y para los “inversionistas”, que son en definitiva quienes levantan la moral de los pueblos, invirtiendo sus dineros para que hayan menos parados, sus naturales beneficios y menos sinvergüenzas viviendo alegremente a costa del sufrimiento de los demás.

Que nadie se sienta ofendido, que yo con nadie me meto, sólo digo lo que siento y eso es legal, ¿verdad? ¡Pues a seguir denunciando!

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