sábado, 15 de enero de 2011

ART. DE UN VILLERO,

INQUIETUDES ALTRUISTAS PORTUENSES

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

Es tal la pasión en el Puerto de la Cruz, esperando el momento crucial, cuando sonría a su pueblo, la Virgen del Carmen, viéndose adornada con los nuevos fanales o faroles recientemente adquiridos para ella por iniciativa privada: decorativos elementos traídos desde Sevilla por la Agrupación Ranillera, colectivo perteneciente a la Asociación de vecinos de La Peñita. Ello a base de grandes esfuerzos e incansable trabajo, para conseguir reunir lo necesario para ese valioso encargo.

Por más que nos pongamos a pensar, no alcanzaremos a saber nunca cual ha sido ese abnegado esfuerzo cristalizado desde la voluntad de un puñado de hombres y mujeres, que pensando en nuestra Virgencita lo han dado todo.

Cuando vean vendiendo camisetas alusivas a nuestra fiesta mayor; vendiendo libros recientemente editados cuya temática alaba la historia de nuestro viejo Puerto marinero, cuando sientan acelerado el corazón presenciando antiguas estampas fotografiadas de nuestra lejano ayer con imágenes perfectamente reconocibles, piensen en lo que aún somos.

Nuestro entorno marinero, la misma Plaza del Charco, sus laureles y viejas palmeras, serán fieles testigos de ese emotivo reencuentro entre nuestro inquieto presente y aquel nostálgico pasado. En esa ocasión sentimental, cuando menos, volveremos a sentirnos como niños, mucho más jóvenes y hasta más humanos, rindiéndole un justo homenaje a nuestro dolido suelo, donde pisaron nuestros antepasados llevando sobre sus hombros, tantas veces, las imágenes del Gran Poder de Dios y nuestra señora, la Virgen del Carmen, entre sollozos,  rezos y profundos pensamientos... Entonces todo era distinto, pero volveremos a revivir esos días con la  misma humildad y resignación, porque pareciera que nada hubiera cambiado...

Sentiremos en ese ambiente alegre y festero, también ese matiz nostálgico que nos ayudará a comprender tantos desvelos y la imperiosa necesidad de cuidar lo que nos queda: tradiciones, usos, modos, costumbres religiosas y populares.

Esta vez será distinto, vienen trabajando desde hace algún tiempo, para culminar ese gran proyecto socio cultural con exposiciones marineras entrañables, superando las anteriores con la experiencia adquirida en aquella inicial participación; dándole el calor humano necesario a esta participación lúdica que tanto amerita el referido momento. El Puerto de la Cruz será la gran revelación artística y religiosa; y será el exponente máximo de su Asociación de Vecinos de la Peñita. La Ranilla, con su sabor marinero y talante cívico, recordando aquel desaparecido pueblecito de antaño y añorado por todos, será representado a través de la Muestra didáctica próxima...Ya están aquí los preciosos candelabros y este año, Dios mediante, irán a la mar con nuestra patrona, en ese  tradicional viaje marinero, acompañada de sus cofrades y autoridades, ello con el respeto debido, para que el sueño de todos aquellos que la observamos desde la playa y el entorno costero, conteniendo la emoción o gritando sin poder evitarlo y con lágrimas en los ojos, no suframos contratiempos. El llanto contenido diciendo promesas de amor, recitando bellos y sentidos poemas con aires populares que son oraciones nacidas del alma, y que, cual salves marineras, se suman al encantamiento del reverencial momento religioso y público.

Mar y cielo se juntan en ese grito de alabanzas, se percibe un halo de humildad extraordinario, la mente también navega a través de los humanos recuerdos, queremos tenerles a todos con nosotros en esos deificados instantes y sólo es posible con el pensamiento, poder acariciarles y tenerles presentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario