viernes, 14 de enero de 2011

UN NORTEÑO,

JUANITO NAVARRO
ARTÍCULO DE: Evaristo Fuentes Melián
Juanito Navarro (JN) fue “un obrero del teatro”, tal como lo califica su compañera de profesión Kiti Manver. JN estuvo en mi pueblo, La Orotava, actuando durante varios días.  Concretamente, en diciembre de 1958, en el Teatro Cine Orotava, o Cine de Don Casiano, hoy Sala Teobaldo Power. También pasó por el Teatro Guimerá, con una compañía  de revista. Las vedettes se acercaban al borde delantero del escenario, muy cerca de la primera fila, llevaban unas cañas de pescar, descolgaban el hilo de la caña hacia los señorones invitándolos con frases tan de segunda lectura como: “¿Pica usted, caballero?”. Posteriores agitaciones solitarias o en compañía eran la consecuencia…
   En La Orotava  escenificó la compañía de JN varias piezas teatrales cómicas, que las tengo apuntadas en mi diario de aquel año: Teatro de don Casiano: Juanito Navarro, variedades, 15 diciembre 1958, lunes: Préstame tu suegra. 16 martes: Cuñada viene de cuña. 17 miércoles: Clavijo búscame un hijo. 18 jueves: Marido en peligro.  JN tenía una peculiaridad: se informaba de los problemas latentes en cada pueblo. En concreto en la Villa, en medio del diálogo humorístico, soltaba de pronto esta o similar frase: “Este asunto es tan difícil y complicado como el puente entre la calle Carrera y Calvario“.  Y es que del actual Puente de La Carrera  del Escultor Estévez, solo existía entonces un proyecto no exento de cierta polémica.

    Juanito Navarro luego formó tándem con Lina Morgan. También actuó durante un tiempo en el dúo cómico  doña ‘Cloqueta’ y don Ciruelo; doña ‘Cloqueta’ era el actor Simón Cabido, disfrazado muy cachondamente de señora zarrapastrosa. Yo lo vi actuar ya en solitario años más tarde en una sala de la urbanización La Paz, Puerto de la Cruz.
   Como dato curioso, en ese diciembre de 1958, el día 14 domingo,  estuvo la compañía de Teatro Pozón en el Atlante orotavense con La venganza de don Mendo
   En fin, que Juanito Navarro y la compañía de Pozón pasaron en 1958 por una Villa villera y pueblerina, La Orotava, donde el casco urbano terminaba en la carretera de La Sidrona; no había semáforos porque no circulaba casi ningún coche;  y en el Bar Tapias, Eduardo, el padre, invitaba a una papa rellena; y en el Almeida, Copelio te hacía un combinado exquisito con el borde de la copa cubierto de azúcar. Casco urbano en el que la luz se iba por sectores cada noche; y en el extrarradio no se iba porque sencillamente no había llegado la luz eléctrica. Y el chico de los periódicos pregonaba a toda voz en la penumbra de las calles de la Villa Arriba, andando bajo la llovizna entrada la noche, el vespertino ¡La Tarde!, a sabiendas de que no se lo comprarían más de dos gatos. Y venía de vez en cuando algún circo cutre; y las turroneras y los que cuidaban los caballitos en las fiestas patronales dormían misérrimamente bajo sus toldos y encerados…         
     Hace unos días, la noche anterior a su fallecimiento, con 86 años de edad, Juanito Navarro asistió al partido de Liga del Bernabéu, Madrid-Villarreal. Era el socio num.36 y había sido años atrás candidato a la presidencia del Real Madrid. Descanse en paz.
 ESPECTADOR

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