MIGUEL PARECE QUE NO FUERA CIERTO
YIYO, EL DE LAS AMBULANCIAS
ARTÍCULO DE: CELESTINO GONZÁLEZ HERREROS
Era desprendido y hacía lo indecible por ayudar a quienes lo solicitaran y cuidaba a los enfermos o a los accidentados cuando los trasladaba, como si fuera cosa suya.
Trabajando yo en la Casa de Socorro de la Mancomunidad del Valle, en La Orotava, le veía todos los días durante unos veinte y tantos años y más, jamás tuve desavenencias con él, lo que viene a avalar el gran afecto que aún le profeso; y bromeábamos cuanto fuera necesario, pero sabía comportarse. Y no es que lo diga yo solamente, lo comentan todos aquellos que trabajaron en aquella época de duras experiencias profesionales -que no quede en olvido- sacando las castañas del fuego tanto tiempo, a tantos…
Miguel siempre fue un buen esposo, un buen padre y también un cariñoso abuelo.
Era una persona entrañable y por la misma razón le echamos mucho de menos. ¿Qué más se puede decir de tan sentida pérdida? No pueden imaginarse la cantidad de personas que han lamentado su pérdida… Y cuantas cosas alentadoras que se dicen de él. ¡Cuántas personas agradecidas por lo cariñoso que era en sus traslados con sus enfermos! Hablo con conocimiento de causa, no sólo por haber sido amigo suyos una vez tuvo que trasladar a un hijo mío desde La Orotava y volamos por el camino en la ambulancia que conducía él. Era un buen conductor y muy prudente. Pero como persona, bien se merece le tengamos en cuenta en nuestras oraciones y roguemos a Dios por el eterno descanso de su alma y a sus desconsolados familiares, a todos, le de resignación cristiana y les consuele.
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