lunes, 8 de noviembre de 2010

ARCHPIÉLAGO GULAG,

ZAPATERO RECUPERA LA TRANQUILIDAD
ARTÍCULO DE:  Lorenzo de Ara Rodríguez
Una sonrisa puede llegar a ser destructiva. También fea, muy fea. Y la sonrisa de ZP es profundamente destructiva, sin dejar de ser también una sonrisa fea, robótica, desnaturalizada e insensible.
Esa sonrisa presidencial es un insulto diario que desde la Moncloa golpea, con virulencia y sin descanso al españolito de a pie, que ya casi no tiene calle y se ha quedado sin trabajo para lo que le queda de vida, jodida vida.
Una foto en un diario digital, obtenida en la celebración del último Consejo de Ministros, sirvió para dejar muy clarito que el poder actual pasa olímpicamente de los problemas que atenazan el presente de los españoles.
Pura y dura carcajada compartida por ZP y Rubalcaba. Sin recato. A tumba abierta se ríen los poderosos. Ellos se ríen y el pueblo se muere de asco, también de hambre.
Y en el ínterin aparece un Papa. Para zozobra de la izquierda radical que nos manda. Entonces va el presidente y se marcha a una guerra. Se pone un curioso y fotogénico chaleco antibalas. Queda muy guapo en la foto. Y otra vez sonríe. El tío prefiere el peligro de una bala furtiva, la inmolación de un fanático, cualquier cosa, antes que estrechar la mano del Santo Padre.
Las palabras de Benedicto XVI suenan a chino en la Moncloa. Apoyo a la familia, rechazo del aborto, verdadera acción social. Todo lo que dice el Santo Padre produce urticaria en ZP. Dolor de tripa, cefalea, cagalera. Nuestro presidente no quiere la Cruz de Cristo, prefiere rezar con Obama, o una mezquita en Turquía. Pero la Cruz no.
Y ahora que ya no está el Papa teólogo entre nosotros, vuelve la sonrisa de ZP. El poderoso vuelve a recuperar la tranquilidad, ya no necesita desplazarse en avión al fin del mundo. Está en casa, con lo de siempre: paro, terrorismo etarra, crisis económica, anticlericalismo, aborto, igualitarismo de revista y amistades peligrosas.
Esa sonrisa de ZP le acompañará hasta desaparecer de la política. El socialista ya tiene un sitio en nuestra historia. En ella están los grandes hombres, pero también los felones, los cobardes, los mentirosos, los asesinos, los tramposos y los malos políticos, esos hombres que un día ganaron elecciones y se instalaron en el poder para desgracia de la democracia y abatimiento del pueblo.
En la historia de lo mejor del mundo estará Benedicto XVI, en nuestra historia de andar por casa, pobretona, miserable y radical, ZP tiene un sitio de honor. ¡Y siempre con esa sonrisa tan suya, tan nuestra!

No hay comentarios:

Publicar un comentario