lunes, 14 de febrero de 2011

ART. DE UN PORTUENSE,



A BUEN ENTENDEDOR POCAS PALABRAS BASTAN

 ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

No hay desprecio mayor que se le pueda hacer a alguien, que no prestarle atención cuando nos hablan… Ni error más grande que sin saber qué nos dicen cualquiera incoherencia… Ello justifica la mediocridad del personaje que tenemos enfrente.

 Siempre hay que escuchar a quienes nos interpelan, de la forma que sea, por si hubiera motivos suficientes de debate o para agradecer la deferencia inesperada. Así nos congratulamos, primero con nosotros mismos, luego ante la evidencia de los hechos, por cruel que esta sea. O, por el contrario, dar muestras de agradecimiento ante cualquier gesto honroso que recibamos. Cariñosamente, sin más comentarios. Sólo añadir que la vida es lo más bello acompañados  de buenas gentes.

 Este es uno de los primeros días del nuevo año, que, sinceramente, para mí todo sigue igual, las mismas preocupaciones –pensando más en los demás que en mí-  los mismos deseos de paz para todos y solidaridad general; que comencemos con optimismo nuestro diario peregrinar, pero sin bajar la guardia ante las amenazas de la nueva crisis que nos va a obligar a ser  más austeros. Simplemente, se trata de adaptarnos a las circunstancia, como ya lo están haciendo en casi todos los demás países del planeta Tierra. Hay que ser razonables, el petróleo es la causa –según dicen- de los tristes enfrentamientos bélicos y por ende, sociales y financieros, también de aquellos cambios que tengamos que hacer en nuestras estructuras económicas y políticas. No podemos quedarnos para los últimos en comprenderlo, hay que hacer el sacrificio necesario para no ser arrollados por la gran ola de dificultades que se nos avecina. Entereza es el principal antídoto de este “esperado” mal, entereza y juicio, no llegar al derrotismo y demostrar que vamos a salir, como en otras ocasiones, afirmativamente airosos. Si, que vamos a vencer la situación como acostumbramos hacerlo, trabajando y uniendo todas nuestras fuerzas, también moderando nuestras deficiencias y escasos medios, con nuestra solidaria actitud frente a los desastres que nos sorprendan. Y pensar que nunca estaremos solos, cada cual con su conciencia y Dios en el corazón de todos.

 Ahora si, si a nuestros conciudadanos del extrarradio político me dirijo así, a los señores políticos, en el poder y en la oposición, tanto regional como a los del ente nacional, que no se olviden de que estamos más solos que nunca –bueno, siempre nos hemos sentido relativamente abandonados- que no comiencen a torearnos desde ya, a sentenciarnos con las subidas económicas de los pagos o impuestos municipales y del Estado, respecto a los elementos primordiales y necesarios para una existencia digna, como es la luz, el agua y el teléfono, para empezar el nuevo año… A partir de ahora, siguiendo ese fatídico ejemplo, subirá todo de forma incontrolada, la comida antes que nada…  ¿Qué pretenden? Explíquennoslo.

 Uno llega a hartarse de tantos atropellos. Por todos lados estamos amenazados, no nos consideran y mucho menos nos respetan. Tantos improperios, tantos avisos y amenazas no despejan nuestro incierto porvenir. Cuando nos vengamos a dar cuenta ya no va a ser posible quitarnos de encima esta lacra que nos quiere destruir, física y moralmente. Comienzan los primeros días del nuevo año con fuegos artificiales, fiestas patrocinadas hasta altas horas de la noche y subida de los precios a los sufridos contribuyentes… ¡Qué regalo; Dios mío! ¡Cómo nos anulan! ¿En quién vamos a creer?.. Ahora con decir que la culpa es del petróleo pretenden justificar los desmanes y lamentables errores y la pasividad existente Si, claro, no es culpa de nadie, es culpa mía. A buen entendedor pocas palabras bastan.

 Tantos años esperando y callando…Ha habido tiempo suficiente para revitalizar a nuestros pueblos y ciudades, para mejorar las condiciones de vida y progreso; y todo está manga por hombro, mucho tiempo se ha perdido discutiendo opiniones doctrinales y. por supuesto, parcelas políticas, que en definitiva en nada han mejorado. Mientras tanto, con lo caro que nos sale a todos los contribuyentes, no se le ha visto el queso a la tostada. ¡Qué lástima!, ¿cuánto tiempo más vamos aguantar esas reñidas políticas regionales, señores míos? Por más que nos lo digan, no lo entendemos.

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