jueves, 21 de octubre de 2010

ARCHPIÉLAGO GULAG,

RUBALCABA EL VENTRÍLOCUO
 ARTÍCULO DE; Lorenzo de Ara
Rubalcaba ya es el delfín. Ya está en la casilla de salida. Es más que el hombre fuerte del Gobierno socialista. Él es el hombre. Lo es todo. La luz del día y la oscuridad de la noche. Sobre todo la oscuridad. Porque en esa oscuridad Rubalcaba se ha hecho un gigante. Recuerda al Cíclope que se zampó a media tripulación del pobre Ulises. La ambición de Rubalcaba no es menor que la de Zapatero. Lo que diferencia a Rubalcaba del presidente del Gobierno es que el primero todavía tiene cuerda para rato, mientras que el leonés ya es un cadáver político aún sin enterrar.
El doctor en Ciencias Químicas es un político enamorado de la democracia, de ese lado tenebroso que tiene la democracia española y todas las democracias del mundo.
Zapatero es otro hombre capaz de cualquier cosa por mantenerse en el poder. El PNV y Coalición Canaria ya lo saben, y por eso sacan tajada de la descomposición del sistema. Vascos y canarios copian a catalanes en el mordisco que sirve para saciar el hambre nacionalista.
Los otros nombramientos no pintan nada. Se cambia el decorado de los ministerios. Ni siquiera se abren las ventanas para que entre aire fresco. Aire limpio.
En Exteriores ya figura una perdedora que de nuevo ejecutará los planes del presidente del Ejecutivo con total sumisión.
Y Leire Pajín, ahora ministra de Sanidad,  deja atrás el fracaso como secretaria de organización del PSOE en sustitución de José Blanco, el otro hombre hormigón de un Gobierno que nos conduce fatalmente hacia el fracaso más absoluto como pueblo.  
Zapatero está facultado para ejecutar a su antojo las crisis de Gobierno que quiera. A nadie debe consultar el minuto, la hora, el día, el mes de una decisión enteramente personal. Es libre para seguir retrasando su salida del poder. Y también es libre para despedir a De La Vega, hacer llorar a Moratinos, e incrementar la tasa de paro hasta cifras inaguantables. Al fin y al cabo, es Rubalcaba el que manda. Es Rubalcaba el ventrílocuo que hace hablar el muñeco Zapatero.

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