jueves, 21 de octubre de 2010

LOS REALEJOS AL DÍA

CALLES VACIAS EN EL PUERTO DE LA CRUZ

ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez

Una enorme tormenta debe de estar cayendo sobre la ciudad turística del Puerto de la Cruz. Según hemos podido leer y ver en algunos medios de comunicación, el Puerto de la Cruz ha perdido casi el 23% del turismo, y esta cifra, nos debe de preocupar a todos; a trabajadores, ha empresarios hoteleros, a las autoridades y a los propios vecinos portuenses.
 Y aunque la noticia no es nada agradable, habrá que buscarle una salida a esta situación que desequilibra ya no sólo el ánimo de muchos, sino que al mismo tiempo, repercute de manera negativa en agencias de viajes y en el propio sector hotelero. Esto en primer lugar.
En segundo lugar, notamos desde hace años, que los establecimientos dedicados al turismo pasan por unos momentos nada gratos. En algunos de ellos vemos la vieja imagen que precisa ser rejuvenecida. Es decir, mejorarla, pero vemos, sin embargo que nadie mueve una mano para evitar que esa imagen empeore. De aquí que los turistas hayan tomado otros destinos, pues también queramos o no, el hábito hace al monje, nunca mejor dicho.
Si a todo esto le añadimos el desinterés de algunos hoteleros por mejorar sus servicios de cara al cliente, nos encontramos con una papeleta llena de borrones, consecuencia de la desgana profesional añadida que alimenta a que el turista elija otros destinos de mayor resonancia, pues a nadie se le puede ocultar que la Ciudad Turística tal y como la vemos ahora, se está envejeciendo a pasos muy acelerados.
Sus calles que si bien antes parecían ríos permanentes de turistas, ahora las vemos vacías, como la de San Juan, Paseo de San Telmo o Quintana por poner algunos ejemplos. Pero hay más: comercios que han cerrado sus puertas y hoteles que han tomado el mismo camino. Y no es consecuencia de la actual crisis, porque antes de que esta existiera, ya en el Puerto de la Cruz y por diferentes motivos, se habían cerrado algunos establecimientos hoteleros tales como los hoteles Guájara, el Internacional, La Paz, Martiánez, Oro Negro. Ahora tras la crisis otros le han pasado la llave a la cerradura con lo cual aumentado el declive y a disminuido las perspectivas económicas que llevaron al Puerto de la Cruz a su época dorada.
También hay que señalar que la ciudad ha perdido atractivo y credibilidad. Los proyectos paralizados, por la mala gestión política de los organismos oficiales, no cabe duda que ha ido empañando la imagen del Puerto de la Cruz, hasta tal punto que el visitante acude a otros lugares de la Isla como es el Sur, donde pueden encontrar otra manera de pasar unos días de descanso junto a unas nuevas instalaciones hoteleras y unos mejores servicios.
Y creo que si los políticos portuenses no se ponen las pilas nuevas y en condiciones, la “catástrofe turística” puede ser muy importante. Todos en tiempos como los actuales donde la crisis está dejando sus huellas, deben de ponerse a trabajar con mayor apego y entusiasmo. El Puerto de la Cruz no debe de quedarse dormido y soñar con lo que fue en otros tiempos. Hay que mantener la imagen y renovar lo que haga falta, tocar en los despachos oficiales y dar la cara con valentía.
El Puerto se muere si no se toman medidas preventivas. Hay que buscar la forma de que el Puerto de la Cruz vuelva a ser lo que fue hace 30 o 40 años atrás. Una ciudad dinámica y cosmopolita. La primera Ciudad Turística de Canarias. Y no hay porque dejarla escapar. Tienen los portuenses esa gran responsabilidad, y empezar a luchar por lograr una ciudad dinámica.
No pueden dormirse los políticos que tan sustanciosos sueldos cobran, mientras la ciudad está casi paralizada. Todos deben de contribuir como ciudadanos a mejorar lo presente, y que tampoco piensen los hoteleros que el gobierno les va a mejorar sus instalaciones. Los hoteleros aprovecharon muchos años de sana bonanza, llenaron sus alforjas y se olvidaron que el “maquillaje” también había que sustituirlo. Un hotel no puede tener el mismo mobiliario toda su vida, ni un director puede tener su uniforme 50 años sin que se le pierda el filo de sus pantalones o su corbata sea lavada y planchada. Lo mismo le ocurre a la planta hotelera, que de la misma forma debe de ser renovada y acondicionada. Pero nadie había pensado que todo en esta vida tiene un principio y un final. Hay hoteles que necesitan una restructuración a fondo y que no hoy a señalar con el dedo, y los han dejado ir de la mano, mientras los explotaban económicamente hablando. Nunca pensaron quienes así lo hicieron, que al igual que a los zapatos se limpian, también los edificios hay que cuidarlos. La estampa que ofrece hoy el Puerto de la Cruz no es la misma de aquellos años florecientes no tampoco se han preocupado ni hoteleros ni políticos en mantener la imagen primitiva, la que nos daba de comer al Norte de Tenerife, La Laguna y Santa  Cruz porque por el Puerto de la Cruz, han pasado muchas familias a ganarse el pan de los suyos. Hoy y tal y como vemos las cosas, no podemos decir lo mismo-


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