lunes, 15 de noviembre de 2010

ARCHPIÉLAGO GULAG,

LEY DE LIBERTAD RELIGIOSA

ARTÍCULO DE: Lorenzo de Ara Rodríguez

José Luis Rodríguez Zapatero se levantó el otro día con buen pie. O sea, que no puso el pie izquierdo en el suelo para seguir con su nefasta y errática gestión de gobierno. El inquilino de la casa con más poder de España (todavía España) anunció que por el momento se queda en la nevera la temida Ley de Libertad Religiosa. Temida por injusta e innecesaria. Ojalá no vuelva a ser utilizada como arma de destrucción masiva en lo que queda de Legislatura, aunque de José Luis Rodríguez Zapatero se puede esperar cualquier cosa, y siempre mala.

La reciente visita del Santo Padre a España ha escocido a la ruidosa y violenta minoría laicista. Zapatero no está para malabarismos. Es consciente de que los cinco millones de parados no van a permitir que se juegue con el plato de comida caliente que hoy ponen en la mesa la Iglesia y la familia, la otra institución que más ayuda.
El Presidente afirma que la paralización de la Ley se sustenta en la carencia de consenso social y político. Mentira. La Ley se queda en el congelador porque algún asesor le ha convencido de que ahora no conviene electoralmente; que la gente está más preocupada por el paro, por la crisis económica; y que esa misma gente, sensata y cuerda, agradece el papel que hoy desempeña la iglesia en la ayuda a los más necesitados.

Zapatero sigue en pie de guerra contra la Iglesia y los católicos. No quiere crucifijos, no quiere respeto ni cooperación. Si por él fuera, el nauseabundo “cordón sanitario” permanecería infranqueable y en plena vigencia. No nos dejemos engañar.

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