miércoles, 1 de diciembre de 2010

ART. DE UN PORTUENSE,

MAR ADENTRO BUSCANDO LA PAZ

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

Para doña Asunción Fuentes Delgadocomo merecido homenaje sentimental

No hallé las palabras precisas para definir, por mucha suerte que tuviera,  la capacidad artística de doña Asunción Fuentes, en sus diversas facetas intelectuales y su arte pictórica y fluidez artística para con la prosa y la poesía; y otras… Con sus noventa y más años de edad, maneja los pinceles y las espátulas, y conjuga de tal manera los colores, que convence hasta al más exigente de los críticos del Arte.

Nos conocemos hace unos doce años o más y siempre observé en ella ese encanto personal que la distingue en cualquier momento de su fructífera vida.

Vive en Los Realejos, a la altura de San Vicente, si no estoy equivocado; y me consta que es una persona muy querida y admirada. Ejerció la docencia aquí en Canarias. Tiene un hijo maestro de escuela y con las mismas dotes artísticas heredadas de su madre, como pintor y dibujante preclaro, también poeta. Con los cuales me une una sincera amistad y espero disfrutarla por mucho tiempo más.

A veces, mirando al mar, suelo relajarme un tanto, la misma brisa de la costa me adormece y me vence cuando estos instantes suceden Sin pretenderlo, la cristalina fuente de mi inspiración, súbitamente se activa y su entorno florido, como si soplaran sus perfumes y poco a poco me fueran embriagando; y doy riendas sueltas a mis pensamientos y las palabras fluyen buscando la armonía del consolador momento.

Algunas veces hemos hablado, como buenos isleños, de las peculiaridades y características que emanan de una indefensa isla en medio del Océano, valientemente arropados de soledad y coraje, al intemperie y a expensas de los duros golpes de los mares encrespados, de las salvajes arremetidas del mar cuando seriamente se enfurece; y nadie nos oye en nuestra lejanía y hemos aprendido a luchar solos y si hemos de morir nadie se iba a preocupar por lo aislados que estamos. Cuba, donde vivió mucho tiempo, y nuestras islas, cada uno de los isleños, tenemos una personalidad propia y la valentía suficiente como para poder arreglárnoslas solos, sin ayuda de nadie.

Mirando al mar y dejando ir la mirada hacia fuera, navegamos con el pensamiento, somos nuestros propios vigilantes ante cualquier intromisión… Así hemos vivido siempre, entre bandazos y la furia de las olas del mar, arremetiéndonos, a las cuales nunca les hemos temido y sabemos contenerlas.

Me habla de su Malecón y sinceramente, por la forma de mentármelo, me emociona su veneración por considerar aquellas excelencias suyas, a fin de cuenta, vestigios nacionales, y el amor que pone al evocarlos. También yo, cuando salí de mi tierra, allá donde vivía, recordaba con nostalgia mi querida Playa de Martiánez, la pequeña bahía de San Telmo y las demás playas… Pero, recordar la de San Telmo me emocionaba más que ninguna.

Viendo las olas romperse con furia contra los firmes riscos de los bajíos, ha sido como ver resquebrajarse un mágico manto hecho de encajes y la espuma dispersa fuera simulando la armonía de un poético y soberbio lienzo que flotara sobre las turbulencias marinas. Las olas que van fragmentándose al llegar a la silente orilla de la dormida playa, su blanca espuma, desplazándose hacia arriba, bañando la negra arena como si fuera una caricia sensual, hasta consumirse toda ella, retornando luego su líquido continente al Océano que impaciente la espera.

Contemplando los distintos movimientos de las constantes mareas, mi mente cabila con nostalgia y con el rum-rum de las olas mis pensamientos vuelan mar adentro buscando la paz inminente de esa soledad distante, entre el mar y el cielo, allá en el estático horizonte de mis sueños. Mi mente se va poblando cual cálida y tenebrosa jungla, de viejas vivencias, de los acontecimientos vividos en mi juventud, cuando el mar nos hablaba y recelosos le respondíamos junto al suave susurro de las olas, cual confidente sentimental con mis tiernos anhelos; y de cuantas veces amando me perdí en ellas arrastrado por sus dulces e inclementes corrientes marinas. Y vi, otras veces, sucumbir tantas ilusiones mías, entre golpes de mar y la salitrosa brisa que acompaña… La mar se lo llevaba todo y en la orilla de la tibia playa, entre las negras arenas y su quietud, ¡suspiré tantas veces!.. La mar, fiel confidente de mis tristes desamores, hoy viéndole enfurecida, parece comprendiera mi estado anímico y me concediera el privilegio de verme en ese espejismo sobrenatural, con mi oportuna evocación; y pueda volver a navegar en sus movedizas aguas, esta vez en solitario, mar adentro buscando, aunque sólo sea un resquicio de aquella añorada paz perdida.

Doña Asunción Fuentes Delgado, como ya he dicho, nació en el Realejo Bajo, en el año 1914, con un añito de vida, viaja con su familia a Cuba, residiendo en la Habana, donde cursa sus estudios y, a muy temprana edad, plena de inquietudes poéticas y pictóricas se inicia en el camino de las Bellas Artes.

Precozmente, a la edad de siete años, compuso una poesía a una de sus profesoras. Destacando claramente en esta materia, fue galardonada con el premio “El beso de la Patria”.

A los trece años debutó en el Teatro Apolo, en un acto lírico musical, recibiendo un premio por su magnífica actuación. Siguieron otros eventos en el Centro Canario, el discurso al Embajador de Méjico, recital en el Parque Santos Suárez, y recital en el Día de la Madre en el Centro Cultural de las Damas Católicas, entre otros muchos.

Vista su inclinación artística ingresa en la Academia de San Alejandro en la Habana, siendo alumna aventajada, asimilando rápidamente las distintas técnicas pictóricas.

Parte de sus obras fueron enviadas a una galería de New York, dónde iba a realizar su primera exposición formal, pero por avatares políticos y el malestar que atravesaba el país, su familia decide regresar a Los Realejos, su pueblo natal, quedando de esta forma frustradas sus ilusiones y proposiciones que ya le habían hecho.

Allí maduró, se casó y formó su hogar, dedicándose por entero a su familia, relegando a segundo término sus aptitudes artísticas, que retomaría muchos años más tarde. No obstante siempre encontraba el modo de realizar pequeñas obras, tanto pictóricas como poéticas, que regalaba a sus familiares.

Siempre ha sido una artista autodidacta que investiga y prueba nuevas técnicas,  con magníficos resultados.

Como el Ave Fénix resurge de sus cenizas por 1.975, si bien su eclosión y lanzamiento al mundo del arte está claramente definido en 1.980, continuando “in crescendo” hasta la actualidad con una obra de gran calidad. Su poesía está llena de sentimiento, frescura y agilidad, propia de un ser joven, como ella se siente.

Maneja con facilidad y soltura todas las técnicas pictóricas actuales e investiga con diversos materiales.

Forma parte de la Tertulia Artística “Chimisay”, Norte de Tenerife desde sus comienzos, y de la Asociación de Poetas Canarios “Uni-verso”, habiendo participado en gran cantidad de recitales poéticos, sabatinas en honor a la Virgen del Carmen de Los Realejos y de la Virgen Patrona de Canarias en Candelaria.

Ha realizado diversas exposiciones individuales. Entre otras: Real Club Náutico de Tenerife, La Buhardilla en La Laguna (con su hijo), Colegio Agustín Espinosa, en la semana de Canarias, Sala Municipal la Peatonal, Asociaciones de vecinos “EL Jardín”, “Landres” y “San Bartolomé de Geneto”.
Colectivas con la Tertulia Artística “Chimisay”: Real Casa de la Aduana (Puerto de la Cruz), Liceo Taoro (La Orotava), Castillo San Felipe, Centro de Estudios Hispánicos y Sala Multiusos Municipal (Puerto de la Cruz), Centro Icodense y Casa de los Cáceres (Icod de los Vinos), Casa de la Cultura (Los Realejos), Casa de la Cultura (San Juan de la Rambla).

Colectiva de pintores de Los Realejos en la Sala Municipal La Peatonal, Colectiva de pintores del barrio en la Asociación de Vecinos de Landre (Los Realejos), Hilos de oro en la Casa del Vino y en el Centro Cultural La Fraternidad (Teide, Gran Canaria)

En su extensa carrera artística ha recibido premios y menciones especiales: Ayuntamiento de La Perdoma (1.983), “X Encuentro poético Ciudad de La Laguna” ( 1.995), Reconocimiento a su labor artística del Ayuntamiento de Los Realejos ( 1.995), Fiestas del Carmen de Los Cristianos (1.996 y 1.997), Asociación de Vecinos Tigaiga (1.996), Asociación de Vecinos Landres (1.999), Asociación de Vecinos el Jardín, en su I Semana Canaria, otorgado por el Cabildo de Tenerife (1.999).

El 30 de Septiembre de 1.995, la Tertulia Artística “Chimisay” le rindió un homenaje en el Castillo San Felipe del Puerto de la Cruz.

Hoy, a sus 90 y pico… años sigue en la brecha con más ilusión que nunca.

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