miércoles, 22 de diciembre de 2010

ART. DE UN PORTUENSE,

NAVIDAD EN VENEZUELA

 ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

(Campanas de Navidad / que recuerdas mi amor / de un pasado mejor / con feliz mocedad)

 Dejando a un lado las distintas confrontaciones políticas del país, precisamente en estos días decisivos, existe, por imposición tradicional y religiosa, la  apertura de un paréntesis inapelable, considerando la importancia de la llegada del Niño Dios. En esa encrucijada buscamos la ruta del amor, de nostálgicos recuerdos y sentimientos profundos. El reencuentro, nuevamente, con familiares y amigos, tanto tiempo separados por imperativos puntuales, como es la misma vida y sus avatares, es evidente, ya se oyen... ¡Cómo evocan la fe del bravo pueblo venezolano!

Desde todo el mes de octubre pasado, no han cesado de sonar las gaitas venezolanas, alegrando la imagen tristona del ciudadano de a pié, que a golpe de tambor, farruco, cuatro y arpa, va alimentando esa ilusión tradicional, aportando energías revitalizadas, para celebrar la Navidad en el mejor de los ambientes... Unidos todos, sin distinción alguna, sin  recelos, ni rencores. Como una gran familia que se ha hecho el propósito de rendir culto amoroso al acontecimiento en sí, a la Natividad del Señor.

¡Y, cómo las recuerdo, aquellas Navidades de antaño! Hoy serán más pobres y habrá muchas mesas vacías, ¡quién sabe!.. También es cierto que habrá tiempos mejores. Lo importante es celebrarlo unidos, agradeciéndole a Dios, habernos permitido llegar hasta aquí. El amor es el mismo, aunque las circunstancias sean otras. Lo importante es, que hemos sabido superar los nuevos acontecimientos,  esperar a que se despejen los caminos...

Recordar, para las personas de edad avanzada, es un privilegio, si conservamos saludable el tino. Cada época ha sido distinta, la vida evoluciona al ritmo inexorable del tiempo que va pasando; y el hombre no se cansa de ambicionar, cada vez, nuevas perspectivas. Conformémonos, también, viendo, retrospectivamente, aquellos años pasados, aquella señorial Venezuela. Apasionada y excitante, donde todos trabajábamos tranquilamente para subsistir. Y había orden y más civismo, respeto mutuo y mucho calor humano por doquiera. Entonces las gentes se miraban a los ojos sin rubor alguno, sin esconder malas intenciones. Venezuela era un solo sentimiento, el popular... Por estas fechas se leía en los ojos el profundo deseo de participación. Las puertas de las casas estaban abiertas para aquellos que llegaran. Sin preguntar quién es. Música y alegría compartida, pensamientos profundos encontrados en ese mundo de fantasía. La alegría se desbordaba a la calle y contagiaba como una explosión de luz.

La Navidad es así, se repite en el tiempo, según las tradiciones. Lo que es lamentable es que, a veces la enturbian circunstancias como las actuales en Venezuela y en otros tantos países en guerra, víctimas de la pobreza, expoliados por sus locos gobernantes. ¡En fin!..

En las islas canarias, la colonia venezolana, emigrantes retornados y en general el pueblo, les tendrá presente en la memoria y el corazón, deseándoles toda la felicidad... ¡Feliz Navidad!..

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