viernes, 25 de febrero de 2011

DEJANDO MEMORIA,

PRESENTACIÓN  LIBRO  NICOLÁS GONZÁLEZ LEMUS

LA EXPIDICIÓN ALEMANA DE 1910 A LAS CAÑANDA DEL TEIDE

DE: Isidoro Sánchez García

Buenas noches

Para entender el libro que vamos a presentar en sociedad hay que situar al AUTOR. A Nicolás le gusta viajar mucho, y nunca lo hace solo. Ya lo dije en el hotel  Tigaiga cuando participamos el año pasado en la bendición de La Mirada Inacabada, con WWildpret  y el poeta José Javier Hernández. Ahora viene a esta sala noble del Ayuntamiento de la Villa con otros dos compañeros.

También le encantan las efemérides: 50 años del CIT del Puerto de la Cruz, la presencia de los Beatles en Tenerife, los británicos en las islas, y ahora el Centenario de la expedición alemana a las Cañadas en 1910, un año después de la erupción volcánica del Chinyero en las faldas del Teide.

Ello me permite recordar que 2010 fue el año de la biodiversidad y que el 10 del 10 de 1910 nació el botánico sueco Enrique Sventenius. Que ese mismo año se editó  en Las Palmas de Gran Canaria el libro CULTURA Y TURISMO, obra del periodista Francisco González Díaz que durante años estuvo ligado al acontecer de la conservación de la naturaleza en Tenerife y en el valle de La Orotava, en particular, a través de las crónicas que escribía para la revista El Campo del recordado don Antonio Lugo Massieu, y de las entrevistas en La Prensa sobre El Turismo en Tenerife, un libro escrito por don Francisco Dorta Jacinto del Castillo.  
Otro detalle del autor: Nicolás no tiene hijos pero lo que son libros tiene unos pocos.  Pare casi uno al año y se nota que es prolífico; unas veces los escribe solo, y otras acompañado, con dos o tres personas. En uno de los casos compartió conmigo el libro EL TEIDE, DE MITO GEOGRÁFICO A PARQUE NACIONAL, y luego con Fernando de Ory, -historiador y meteorólogo-, la problemática de los alemanes en las Cañadas.  De ambos Nicolás exprimió bien el jugo y por ello pienso que obtuvo como resultado este libro fotogénico donde destacan detalladas imágenes de la presencia histórica de una importante delegación científica europea en el territorio de lo que más tarde sería Parque Nacional español en 1954  y Patrimonio Mundial en 2007. Razón tenía don José Viera y Clavijo al afirmar que el destino del Teide fue en todos los tiempos ser considerado como el sitio del mundo más a propósito para las observaciones del cielo y de la atmósfera.  Siempre lo recuerdan los meteorólogos que han trabajado en el observatorio de Izaña. No en vano el destacado naturalista e historiador realejero fue uno de los pioneros, junto con el ingeniero portuense Agustín de Betancourt, de la investigación en el siglo XVIII, de los aires de la atmósfera, de los globos en particular.
Y como a Nicolás le gusta mucho el turismo, estudiarlo y practicarlo, sobre todo en Inglaterra y Alemania, no le costó mucho escribir también en solitario y en 2007 conocimos su libro sobre los orígenes del turismo en Canarias titulado “Clima y Medicina”. Y  precisamente  entiendo que le sirvió de base para entrar en detalle con la Expedición alemana de 1910, mitad científica, mitad médica, que tantos problemas le crearía a la diplomacia española en Berlín por culpa de su estancia en Tenerife. Algo similar sucedió cuando Humboldt quiso regresar en 1830 a España pero el informe del embajador español en Berlín se lo impidió por haber apostado por la causa de la independencia de las repúblicas iberoamericanas, cuyo bicentenario están celebrando en la actualidad. Menos mal que Isabel II arregló posteriormente el entuerto con un reconocimiento especial el trabajo de Humboldt por el reino de España.
Los que estuvieron en el Hotel Tigaiga cuando presentamos LA MIRADA INACABADA me oyeron decir que el legado técnico y científico de la expedición alemana de 1910 merecía otro libro. Nicolás me tomó en serio y un año después lo tenemos en la mano. Es decir que el autor también es obediente.
En otra ocasión, también participamos con Melecio Hernández  a la hora de redactar “El Puerto de la Cruz, de ciudad portuaria a turística” Pudimos comprobar que el Puerto era un buen lugar para la logística de las expediciones a las Cañadas, y la alemana de 1910 siguió el camino de Humboldt con los arrieros de la Villa como guías.
                Actualmente Nicolás ocupa la presidencia de la Asociación Cultural Humboldt (ACH) y es profesor de historia en la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte del Puerto de la Cruz. Es un investigador muy activo y le gustan los animales, sobre todo los gatos y los perros. No es difícil encontrarle por las tardes paseando, después de comer, por la urbanización donde reside, camino del mirador de Humboldt para contemplar el Teide.
¡Como el mencey Benchomo, siglos atrás, desde la cueva del Pinito¡

LIBRO
Dicho esto pasaremos a comentar el libro. Como verán refleja un asunto ocurrido en el año 1910 pero escrito un siglo más tarde. Tiene lugar en una isla, Tenerife, y como protagonistas a un colectivo europeo, de médicos y científicos. Como objetivos el turismo y la salud relacionados con  el clima y la montaña. Al leerlo podrán comprobar que hay una mezcla de celos políticos entre Inglaterra y Alemania, con España como árbitro neutral.

El tamaño del libro es el que es y consta de 180 páginas, con una portada significativa: las casetas del Kaiser en la cañada de la Grieta, uno de los elementos más característicos de la presencia alemana en el actual PN del Teide y cuyas huellas han sido borradas, en mi opinión, de manera inconcebible por lo que significó para la historia científica y humana de las Cañadas del Teide. El título es inequívoco: “Turismo de salud y clima de montaña”. Abarca cuatro conceptos bien diferenciados: Turismo, salud, clima y montaña.
El contenido del libro se reparte entre una Introducción, cuatro capítulos y una Conclusión, además de la extensa bibliografía consultada en la que se nota el impacto de los amigos estudiosos del Teide.  Las fotos son geniales y adecuadas al caso. La maquetación siempre se debe a un amigo común Sacha Lobestein que bien conoce las debilidades literarias y artísticas de Nicolás.

CONCLUSIÓN
Voy a comenzar mis observaciones y comentarios por el capitulo de las Conclusiones, ya que paradójicamente viene a ser, en mi opinión, la exposición de los motivos que han llevado a Nicolás a escribir este libro. Es como cuando se plantea una norma en el mundo legislativo. Se explica el porqué de la misma, y curiosamente Nicolás lo explica al final del libro.
Habla de la importancia  de la expedición alemana de 1910 y la iguala a las de Borda y Humboldt, en la recta final del siglo XVIII. Sus componentes realizaron los estudios más completos sobre los fenómenos meteorológicos de las Cañadas. Ampliaron los conocimientos sobre la influencia del clima de altura y de la salud en la montaña. Realizaron los primeros ensayos sobre la nutrición y la respiración con insolación. Los científicos y médicos de esta abigarrada expedición, donde vinieron alemanes, austríacos y franceses, hicieron grandes avances sobre la formación de la aclimatación en las zonas altas de la isla de Tenerife. Estudiaron la mecánica de la respiración, y el funcionamiento de la capacidad vital, del corazón, del pulso y de la presión de la sangre. Otros experimentos se llevaron a cabo para estudiar la necesidad de oxígeno en marchas forzadas que se ejecutaron en Altavista.
Cuando leí estas conclusiones me vinieron a la cabeza varios  recuerdos de mi etapa juvenil y profesional. De un lado la cura, a pleno sol, de mi prima Cándida cuando era una niña y sus padres la llevaban todos los días desde el refugio de Los Azulejos al sanatorio para el tratamiento helioterápico de su cuerpo en un verano de los años 50; de otro, la costumbre de algún empresario tinerfeño de llevar a esta zona  jamones para curar en el amplio salón del establo construido para el futuro sanatorio; asimismo el interés del recordado Miguel Muñoz, el seleccionador español  de fútbol, que quiso traer al equipo nacional a entrenar a Las Cañadas para adecuarse a la altitud de la Ciudad de México (2.000 metros), cuando el campeonato del mundo, y como no vino no logró pasar de los cuartos de final; al igual que los del atleta Jordi Llopart que se vino a entrenar, años más tarde, corriendo por las Cañadas y subiendo las faldas del Teide. La oxigenación de la sangre al parecer era la culpable de ciertas mejorías en las hemoglobinas de los deportistas. Quizás por ello el Consejo Superior de Deportes, en 1979, intentó habilitar el Parador de Turismo como Centro de Alto Rendimiento pero las cláusulas de la cesión de los terrenos para el Parador lo impidieron, con independencia del estado urbanístico del inmueble que estaba fuera de ordenación en el PGOU de La Orotava. Que conste que Llopart casó con una joven que trabajaba en el Parador.
Volviendo a los alemanes Nicolás señala que el grupo de científicos de la expedición estudió asimismo el efecto favorable del sol en la tuberculosis pulmonar, además de otros factores meteorológicos. En el informe se señala no obstante que aún era dudosa la influencia de la insolación sobre la tuberculosis de los pulmones frente a los éxitos en la tuberculosis quirúrgica. El tratamiento de sol o de aire libre se consideró como un medio auxiliar de la terapéutica, al igual que el tratamiento higiénico y dietético. Bajo la cura del sol los médicos suizos veían una mejora del estado general de los afectados y la expectoración disminuía en la tuberculosis pulmonar. Para los doctores de la expedición, al principio no convenía exponer la piel al sol. Sólo aconsejaban de cinco a diez minutos de exposición. Pero no solo era el sol, había otros factores climáticos.
Hemos de recordar que estamos hablando de turismo de salud y de clima de montaña en una isla  de un archipiélago de la Macaronesia, sito a escasos kilómetros del continente africano, que es subtropical por su latitud, que varía entre los 27 y 29º del hemisferio norte, y está bajo la influencia de los vientos alisios que soplan del NE. De manera particular en una isla como Tenerife, con una meseta central con altitud superior a los 2.000 metros, donde se eleva de manera excéntrica el volcán Teide hasta los 3.717 metros, y con seres vivos muy particulares en lo que a flora y fauna se refiere, sobre un suelo volcánico, con temperaturas extremas, con escasas precipitaciones, con una baja humedad relativa,  y una  presión y radiación muy singulares.
Ya encontramos a finales del siglo XVIII unos antecedentes al respecto  cuando la subida de Humboldt el 21 de junio de 1799. Desde el Puerto hasta La Orotava para seguir al Portillo, alcanzar Montaña Blanca, y remontar Lomo Tieso después de pernoctar en la Estancia de los Ingleses. Además de los sentidos el naturalista alemán utilizó instrumentos científicos para conocer la naturaleza de esta zona de montaña, de manera particular el clima, y sobre todo las temperaturas,  la humedad, la presión y los vientos, sin descuidar los cielos.
Otro grupo de visitantes, naturalistas, científicos y médicos se habían interesado también por las condiciones climáticas de la alta montaña canaria, como el escocés Piazzi Smith, el alemán Ernesto Haeckel, los británicos Graham Tholer y William Marcet, y el austríaco Oscar Simony.
Mientras tanto el turismo y el Hotel Taoro iban a centrar la dinámica del enfrentamiento socio económico y político científico  de ingleses y alemanes en la isla de Tenerife. De manera singular en el Puerto de la Cruz en la recta final del siglo XIX y comienzos del XX. Los ingleses habían venido por razones turísticas y comerciales, con los vinos, la salud y los plátanos como protagonistas, y los alemanes por razones científicas y técnicas, con la aeronáutica por bandera.

EL SIGLO XIX
Como noticias más importantes relacionadas con el asunto que nos ocupa destacaré del siglo XIX: la aprobación de la Constitución de 1812, la visita de Leopoldo von Buch y de Cristian Smith, la aprobación de la Ley de Desamortización General, la instalación en 1856 de Piazzi Smith en Guajara y en Altavista para realizar observaciones, la subida de Ernesto Haeckel al Teide en 1867, finalización del refugio de Altavista en 1893, obra de Graham Tholer, inscripción de la posesión de la finca de las Cañadas y el Teide a favor del Ayuntamiento de La Orotava en 1894 y la negativa de la corporación municipal orotavense  y de los diputados tinerfeños a la inclusión de las Cañadas y el Teide en el proceso desamortizador en Canarias antes de finalizar el siglo.

EL SIGLO XX
Por su parte, el siglo XX conoce en 1906 la visita del rey Alfonso XIII y tres años más tarde la petición de Jorge Pérez Ventoso al Ayuntamiento de La Orotava para la instalación de las casetas del Kaiser en la Cañada de la Grieta. Ese mismo año de 1909 entra en erupción el volcán Chinyero pero ya la 9ª Conferencia Internacional contra la Tuberculosis celebrada en Bruselas en octubre de 1909 recomienda realizar una expedición a las Cañadas del Teide, para estudiar los efectos terapéuticos de la luz solar; un año después en 1910 se conoce la visita de la expedición alemana con los doctores Hergesell, Panwizt y Pérez Ventoso como protagonistas. Jean Mascart  se instaló en Guajara para seguir el cometa Halley.
En 1911 el ayuntamiento orotavense  solicita a Obras Públicas la construcción de la carretera Orotava-Vilaflor, y en 1916 se inaugura el observatorio meteorológico de Izaña y se conoce la Ley de Creación de Parques Nacionales. Un año más tarde el concejal orotavense donJuan Acosta Rodríguez solicita la declaración del Teide como Parque Nacional. En 1921 el Ayuntamiento de La Orotava cede terrenos al Estado para la construcción de un sanatorio antituberculoso en las Cañadas, y  en 1924 se procede a la inscripción del dominio de la finca de las Cañadas y el Teide a favor del Ayuntamiento de la Villa de La Orotava.

INTRODUCCIÓN
De la Introducción me llamó la atención el protagonismo de los alemanes Hergesell y Pantwiz en la expedición, así como los tres objetivos de la misma: astronomía, para seguir el cometa Halley; la aeronáutica, por los vientos alisios, y la terapéutica por la influencia de la luz solar en la tuberculosis y en la piel. También las referencias a Hipócrates, padre de la climatoterapia, y a la pandemia de la tuberculosis en el siglo XVIII alcanzando la impresionante cifra del 20% a la hora de contabilizar la mortandad en el género humano; al Grand Tour de los británicos por el continente europeo, la valoración positiva que de Canarias y Madeira se hace en la literatura de viajes como destinos de salud en los siglos XVIII y XIX, al igual que las mediciones de las temperaturas por parte de Humboldt en Tenerife, con termómetro prestado por ingleses, sobre todo a la hora de recorrer los pisos de vegetación que encontró y definió en su periplo desde el Puerto de la Cruz hasta las Cañadas. Y por supuesto el arriendo del Hotel Taoro por parte de una compañía alemana liderada por el Dr. Panwiz, quien solicitó al Ayuntamiento de La Orotava, presidido por don Tomás Salazar y Cólogan, el arriendo por cuatro años, de una parcela de 25 has. en la Cañada de la Grieta; sin olvidarnos de la cita que hace al doctor británico William Marcet, presidente de la Sociedad Real de Meteorología,  quien estudió en 1878  las condiciones climatológicas de las Cañadas del Teide desde la perspectiva médico-turística.

CAPÍTULOS
En el capítulo EL ESTABLECIMIENTO EN LAS CAÑADAS DEL TEIDE resalta la figura del profesor Hergesell, nacido en Estrasburgo donde montó estación meteorológica y soltó globos. Era amigo del conde Zepelin y estudió desde 1908 los vientos alisios y contralisios en esta isla de Tenerife.
Otro personaje que destaca Nicolás es el Dr Wenger que durante tres años, 1909 a 1912, realizó experiencias elevando globos y estudiando los vientos. Por supuesto escribe de nuevo sobre Jean Mascart, el francés que se instaló en Guajara en 1910 para hacer el seguimiento del cometa Halley, y se interesó también por los vientos alisios en la isla.
El enfrentamiento entre ingleses y alemanes será tema recurrente y aparece el espionaje como denominador común en el triángulo alemán Las Cañadas-Hotel TAORO (Humboldt)-Casa Amarilla. Las disputas llegan a tal punto que tiene que intervenir un destacamento de La Orotava para calmar a los moradores del sanatorio y del centro de investigación meteorológico asentados en las conocidas casetas del Kaiser, en honor a Guillermo II. El pleito del Hotel Taoro hace que aparezcan en escena personajes como el Dr. Pérez Ventoso y el abogado Luis Rodríguez Figueroa, incluso se llega a generar problemas entre familias portuenses por causas económicas y amenaza de desahucio del hotel Taoro.

En LA EXPEDICIÓN ALEMANA DE 1910 A LAS CAÑADAS Nicolás rescata el meollo de la cuestión, una derivada de un acuerdo de la Conferencia internacional de Bruselas. El Dr. Panwitz lidera la expedición científica que en marzo de 1910 aparece en Tenerife, en el barco “Rey Federico Augusto”, procedente de Francia, y sus miembros se alojan en el Hotel Humboldt (Taoro). El guía orotavense José Bethencourt les lleva a las casetas del Kaiser en la cañada de la Grieta y realizan observaciones durante algunos meses de la primavera compartiendo algunos días de trabajo en el refugio de Altavista. Mascart y Plasse se alojaron en las caseta del observatorio de Guajara que estaba dirigido por Robert Wenger.
El grupo de científicos creyó que las Cañadas podían usarse para establecer un sanatorio terapéutico de la tuberculosis, como pensó el Dr Panwitz. Es decir un Kurhaus del sol, con determinadas condiciones de temperatura  y ausencia de polvo, tal como había recomendado otro alemán que se afincó en La Orotava, el Dr. Oscar Burchard.

ADIÓS A LAS CAÑADAS, ADIOS A TENERIFE es un capítulo triste del libro de Nicolás. Cuenta los momentos difíciles que atravesaron los miembros de la expedición por malentendidos y por reacciones absurdas de ciertos sectores británicos de la isla. Sobre todo cuando la compañía alemana arrendataria del Taoro reclama el derecho de propiedad del hotel. Los militares españoles suben a las Cañadas y visitan una de las casetas de la Cañada de la Grieta donde realizaba el Dr. Wagner sus trabajos de corrientes atmosféricas con sus globos de goma, y también la de Guajara donde trabajaba Mascart. Aparece en escena la DG de Correos y Telégrafos en su afán de instalar una estación en una de las casetas para prestar auxilio a las comisiones científicas y al destacamento militar. De hecho las mismas se habían convertido en una sucursal del hotel Taoro para albergar turistas que hacían excursiones al Teide. Las autoridades militares les recuerda que Hergesell había cedido el uso de las casetas hasta que España construyese su propio observatorio, y por tanto ellas eran sus custodios. En 1912, dos antes de vencerse el arriendo de la Grieta, Hergesell regresa a Alemania donde continúa su trabajo como docente e investigador en materias aerológicas para el mundo de la aviación.
                En este sentido aprovecho para evocar a la Luf-hansa, la compañía alemana promotora de la primera Iberia española, que estaba interesada en unir por avión Alemania con Argentina a través de Sevilla y Tenerife. Las investigaciones del profesor Hergesell no cayeron en balde. No obstante el sustituto de este profesor en las Cañadas, el Dr. Wolf, dimitió de su cargo de presidente de la comisión de la Aerostación Científica. Entonces vino a Tenerife Eugene Teuben quien se instaló en la Casa Amarilla de la finca La Costa, en el Puerto de la Cruz. Su misión era establecer el primer laboratorio de primates del mundo, según proyecto de la Academia prusiana de Ciencias y algunas fundaciones alemanas. Fue sustituido por W. Köhler que comenzó a trabajar en el proyecto en 1914. Sus trabajos influyeron en la psicología por sus experiencias con la etología de los chimpancés, es decir con el comportamiento de estos animales traídos del Camerún.
Nicolás recuerda que Köhler, a pesar de los problemas planteados al ser expulsado de la finca de la Costa, por compra de la familia inglesa Yeoward, se trasladó a La Boruga, al hostal El Ciprés, con sus animales. En 1920 regresó a Berlín y los chimpancés serían cuidados por Manuel González García (a) el de los Monos. Llamativa fue la neutralidad de la que hizo gala el gobierno español durante los años 1914-1918 que conocieron los avatares de la 1ª Guerra Mundial.

INCIDENCIA DE LA EXPEDICIÓN ALEMANA EN LA SOCIEDADA CANARIA
Las consecuencias de la expedición internacional fueron focalizadas en la posibilidad de aprovechar el activo que supone el clima para la salud, versión observatorios y sanatorios. Así nació Izaña que comenzó a funcionar en enero de 1916, el mismo año en que se aprueba la Ley de Creación de Parques Nacionales en base a la cual el concejal orotavense don Juan Acosta propuso al Ayuntamiento la declaración del Teide como PN y su incorporación a la propuesta oficial a Madrid  del ingeniero jefe del servicio forestal don Arturo Ballester.
También  se pergeñó el proyecto del sanatorio, sobre todo gracias al ímpetu de don Bernardo Benítez de Lugo. Aparecen en este capítulo médicos canarios y  cubanos interesados en promover el asunto, como Dr. Tomáz Zerolo y Dr. Tomás Hernández, un villero afincado en Cuba. También figura la apuesta de la Junta de Fomento de las Cañadas a favor del sanatorio, al igual que por la carretera Orotava-Vilaflor, en la misma línea que don  Paco Dorta en 1924. Extravagantes resultan las propuestas de un aeropuerto en las Cañadas, un radio faro y un ferrocarril hasta el Teide. Más tarde irrumpen el Parador de Turismo, el Teleférico y el IAC con los observatorios astronómicos para poder contemplar desde Izaña los cielos galácticos. Soy testigo de excepción de la apuesta que el Ayuntamiento de La Orotava hizo por ello desde el primer momento. Las autoridades científicas alemanas bien lo saben cuando se firmó el Convenio de 1983 siendo alcalde mi hermano Francisco.
También el ayuntamiento de la Villa contribuyó al sanatorio con la cesión de terrenos a sanidad del Estado, que construyó la casa del médico y los establos,  pero nunca el edificio principal. Curiosamente el Dr. Buenaventura Machado Melián, que fue concejal de este ayuntamiento y nos dejó el día de la Candelaria, fue responsable de la llave de la Casa, mientras que los hermanos Dorta, Virgilio y Antonio fueron los guardas municipales forestales que controlaban la zona.
Si no recuerdo mal el 1º PRUG del PN del Teide, después de su reclasificación en febrero de 1981, consideró la posibilidad de construir un Centro Helioterápico, por todas estas consideraciones terapéuticas que contempla Nicolás en su nuevo libro. El amigo Enrique Talg siempre me lo decía. Hay que aprovechar la diversidad ecológica de la isla para llevar a los turistas a conocer los efectos positivos de la radiación solar en las Cañadas, y en particular la diversidad climática en función de la orientación y de la altitud. En definitiva unos viajes al sol. Por ello diseñó para la red de senderos del valle la Ruta del Sol, desde el Puerto de la Cruz hasta Izaña.
Después de haber leído el trabajo de Nicolás evoco a los guanches y a las energías que desprende el territorio de las Cañadas. Sobre todo en primavera, cuando la floración de retamas y tajinastes, o en las puestas de sol otoñales que tanto le entusiasmaban a Telesforo Bravo y a Enrique Talg, a Juan Évora y a Toribio Quintero. Uno adquiere entonces las endorfinas que el organismo necesita para superar las crisis. Por ello les recomiendo que lean el libro.
Muchas gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario