sábado, 21 de mayo de 2011

LOS REALEJOS AL DÍA,


QUE REINE EL OPTIMISMO POR ENCIMA DE TODO

Palabras del periodista Juan A. Padrón Albornóz

ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez

Y como la vida sigue, debemos pensar en positivo y olvidarnos de alarmas destructivas, pues no olvidemos que estamos en esta vida cumpliendo un puro trámite, que finaliza, en cualquier momento, ya que no existe, ni hora, ni día, ni mes, ni año. Vamos a intentar pasarlo bien en la medida de lo posible, sin derrochar demasiado y porque los tiempos de crisis en los que vivimos, no son los propicios como para tirar la casa por la ventana.
Ya casi olvidándonos de tantas promesas, demos paso a otras expectativas, que esperamos sean mejor que las anteriores, pero siempre, haciendo valer nuestros sentimientos como buenos ciudadanos.
Los Realejos, decía el siempre recordado periodista de EL DIA, don Juan Antonio Padrón Albornoz, es un pueblo de bien, que lleva sobre los lomos, una isla y una villa a cuestas. Villa en la que Viera y Clavijo, vio la luz del mundo, aunque aquel hombre, hijo del escribano Clavijo, se fuera a La Orotava  desde muy pequeño por deseo de sus padres.
Viera, nunca será olvidado de su pueblo natal. Allí en la soberana tierra que lo vio nacer, tiene su plaza, su busto, su pila bautismal, su calle y el Círculo que lleva su nombre, pero además el Cine Viera, y todo el cariño del buen realejero.
Estas y otras tantas palabras, salían con total sabiduría de aquel maestro de periodistas: Padrón Albornoz. Era toda una enciclopedia de amor dedicado a la tierra de su abuelo, lugar donde desde muy niño, pasaba sus veranos. Así me lo contaba y así, lo cuento.
Aquel barrio realejero del que tanto sabía don Juan Antonio Padrón, era El Jardín. Lugar que llevaba en el alma, donde las arcacias con sus  finas aromas, perfumaban aquellas centenarias paredes de la hacienda.
Decía Padrón Albornoz, que desde muy niño correteaba por aquel amplio corredor de madera de tea, en tantas mañanas soleadas del mes de julio, cuando los bueyes de su abuelo eran sacados de la gayanía para engramparlos a las viejas carretas con dirección a Rambla de Castro.
Pero se fue el abuelo, y ya aquel niño dejó de venir al silencioso lugar de El Jardín, y el contacto, se fue perdiendo con aquella amplia casona, y hasta con los bueyes y las carretas que tantas veces mencionó..
Hoy casi sin pensarlo, me viene a la memoria, tantas importantes historias que tan alegremente nos contaba en la misma redacción de EL DIA, el que jamás será olvidado, don Juan Antonio Padrón Albornoz, junto al papel y a la “vieja” máquina de escribir, hoy superada por el ordenador.
De este estimado caballero se pueden escribir muchas cosas; entre ellas, su infinito amor a Santa Cruz, al Puerto, al Mar y a los Barcos. Hombre sabio y de limpia escritura. Amante de la naturaleza y defensor del barranco del Cercado del que tantos bellos artículos escribió.
Santa Cruz, le debe un merecido homenaje y la recopilación de miles de artículos con que nos sorprendía cada domingo, haciendo honor a su querida ciudad.
En EL DIA también tenía quien de forma especial, se deleitaba con los artículos de don Juan Antonio Padrón Albornoz: este era, don José Moreno. (Pepe Moreno), quien dijo  en una ocasión, que le encantaba leer los artículos tan brillantes que salían de la sabia pluma de Padrón Albornoz y que los disfrutaba plenamente.
Un compañero que mucho aprendió del maestro a querer no sólo a Santa Cruz, sino también a La Laguna y a la Isla toda, entre tantos miles de lectores que disfrutaban de su sabia y afamada pluma. 

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