miércoles, 30 de marzo de 2011

UN NORTEÑO,

TURISMO, PUERTO DE LA CRUZ,  NICOLÁS LEMUS…

ARTÍCULO RECIBIDO DE; Evaristo Fuentes Melián
Un poco de historia   
    A mi apreciado amigo Nicolás Lemus le he leído detenidamente su extenso artículo, muy bien documentado y estructurado, publicado en las páginas del cuadernillo central de los sábados del periódico EL DIA, de fecha 26 de febrero de 2011. Solamente quiero, con los pies en el suelo, añadir una opinión sobre el pragmatismo que debe presidir las futuras realizaciones en infraestructura, concretándolo en el tema tan controvertido de las actividades lúdico-recreativas imprescindibles para que esto del turismo de calidad siga funcionando en el Puerto de la Cruz y la Comarca.  Yo conocí la playa de Martiánez cuando era virgen (ella y yo…), con su chorrito de la fuente natural bajando por el acantilado (vulgo: “la fuga”), en mi infancia de la posguerra, en que ninguna barbaridad tipo hotel Semiramis se había consagrado con violencia constructiva / destructiva en la abrupta zona, hoy en día atravesada por un túnel de ojos por donde suelo transitar caminando con otros pedestres orotavenses.
Sendas peatonales y señalización de la carretera hacia el Teide
    Si le sigo el hilo, el mentado artículo de Nicolás Lemus menciona precisamente las sendas peatonales. Suelo venir caminando de vez en cuando de La Villa al Puerto, y hay desagradables encuentros del peatón senderista con el tráfico rodado, como son: los pulpos de la autopista en el Ramal de la Villa, otro en las cercanías de la antigua Bananera, otro  en el Botánico o, alternativamente, en la Carretera del  Este (túnel de ojos). Y en cuanto a tráfico rodado, yo que subo en el mío del Puerto a la Villa,  veo cada día que los coches de alquiler se equivocan para coger la ruta del Teide, pues faltan varias señalizaciones, por ejemplo:  al llegar al cruce de la autopista en el Barranco de La Arena; luego, a la salida de la autopista hacia La Orotava (Ramal de la Villa); otra falta en la  entrada a La Orotava por el Calvario; otra, al llegar a la Avenida de Canarias; otra más arriba, a la salida del casco urbano por la nueva rotonda de la fuente en  el  viejo Recodo (La Torrita). Los ‘renta a car’ pasan cada día por estos puntos sin señalizar adecuadamente y, como ven la silueta del Teide hacia La Perdoma, pues siguen la ruta hacia esa zona, por donde es más difícil dar con la carretera de Las Cañadas del Teide. Los coches alquilados se equivocan  todos los días. Invito a los ediles del ramo –tanto al de la Villa como al del Puerto--a que me acompañen cuando quieran para comprobarlo. 
Turismo de calidad
   Para que el turismo de calidad no se vaya al garete definitivamente en el Puerto de la Cruz  y el Valle entero son necesarias realizaciones principales como éstas (sin orden de prelación, todas de primer orden): 1.- Un muelle deportivo pesquero, en el que quepa también un barco rápido de pasajeros. 2.- Un campo de golf, con el mayor número posible de hoyos, en la zona de El Rincón orotavense. 3.- Una playa seminatural complementaria, al borde y sobre la costa acantilada, playa seminatural de las que hacen olas (no es ninguna coña marinera ni utópica: ya las hay en los recientemente abiertos complejos hoteleros del Sur de Tenerife) que eviten la ‘atractiva morbosidad’ de bañarse en la tan bella como peligrosa playa del Bollullo y aledaños.  4.- Un hotel (como mucho dos) de lujo similar al Abama guiaisorano o al ya en servicio sito en Buenavista del Norte.
La Isla Baja   
La comarca de la Isla Baja (desde Icod hasta Buenavista), de la que últimamente oigo propaganda en las emisoras de radio de esta zona, con su “Horizonte 2015 para el Noroeste de Tenerife”, ya tiene campo de golf y ya tiene un hotel de calidad ambiental cinco estrellas Lujo, que es la segunda máxima categoría después de Gran Lujo. (Tiene más de cien habitaciones bien diseñadas y planificadas en horizontal sobre el terreno). Y la  Isla Baja va a tener pronto un muelle en Garachico que, espero, sirva también para atraque cada día de un barco de  pasajeros, como los que cada día atracan en los tres muelles del contorno  de La Gomera: San Sebastián, Santiago y Gran Rey.
Amigos ecologistas
   Ya sé que esta propuesta mía va a causar sarpullidos o pasotismo jacarandoso entre mis amigos ecologistas --auténticos o no---pero en el Noroeste tinerfeño son más pragmáticos y llevan camino de coger la antorcha del relevo en calidad turística  en la zona Norte de la isla, dejando al Puerto de la Cruz convertido en una zona turística de segunda categoría. Y si no, tiempo al tiempo.
El tren de circunvalación de  la Isla   
    Mis amigos los ecologistas--auténticos o no—rechazan también el tren,  que en mi opinión es imprescindible. Yo llevo más de medio siglo en guagua y en coche por la piel de la isla y últimamente me he  montado varias veces en plan lúdico recreativo en el nuevo tranvía Santa Cruz-Laguna, que lo único malo que tiene es que NO llega al Valle del Taoro…  Es imprescindible un tren de circunvalación perimetral en la Isla, dándole preferencia y prioridad antes que a más carriles en  las autopistas existentes, carriles  que no harían otra cosa que incentivar el uso del coche privado y empeorar a corto plazo el problema del tráfico de vehículos por carretera.
Crisis e infraestructuras  
    Ahora, con la crisis agravada en un mundo de guerras y tsunamis, presidido por la supervivencia física, por la dura y pura práctica, las teorías utópicas se vienen abajo con demoledora realidad. ‘Don Mercado’, ese ente tan abstracto como impávido, tendrá que incentivar el turismo (léase consumo) al menos en los estratos de población de más poder adquisitivo. Si no, ‘Don Mercado’ se hundiría y, con él, el sistema económico capitalista que lo sostiene. Esto es lo que hay. 
    Algunos de mis amigos, después de vivir, estudiantes o camareros, en algún país del Norte de Europa, que son los más democráticos y de economía boyante del planeta, al preguntarles por sus impresiones de aquel ‘modus vivendi’ y de sus infraestructuras de todo tipo, me contestan: “allí está todo hecho”. 
   Sobran más comentarios.
                                                                                                                               ESPECTADOR

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