sábado, 23 de abril de 2011

ART. DE UN PORTUENSE,

DOMINGO DE PASCUA Y RESURRECCIÓN
ARTÍCULO DE:  Celestino González Herreros
El Domingo de Resurrección es, por su importancia, para todos los católicos, motivo de alegría. ¡Jesús ha vuelto, está entre nosotros dándonos fuerzas, alimentando nuestras esperanzas e iluminando el camino que hemos de seguir para estar siempre a su lado!
Se supone que nuestra inquebrantable fe nos ayudará a vencer tantas dificultades e iluminará nuestros semblantes, tantas horas y días atrás, entristecidos recordando cuánto sufrimiento y vejaciones, tanta crueldad e inquina descargada sobre el cuerpo amoratado y herido de Jesucristo, hasta su muerte…
 En nuestros pueblos, como cada año por esta dolorosas fechas, fueron representados esos agónicos Pasos, sacando a la calle las veneradas Imágenes de nuestros Santos y Vírgenes, cuyos cortejos procesionales, con rigor y respeto religioso, cobraron todo el esplendor y la armonía, todo el habitual fervor que las circunstancias ameritan, para representar la Pasión de Cristo para liberarnos de nuestros pecados y limpiar nuestra conciencia de tantas impurezas y miserias y poder vivir con la alegría que hoy, con su Resurrección, nos brinda y agradecemos.
 Hasta el Día de la Ascensión, que es cuando Cristo sube al Cielo, en la Misa dominical se recuerda la lucha hasta vencer Jesús a la muerte… Todas las luces iluminarán y entre ellas, la más viva luz de Jesús Resucitado, bendecirá con la alegría propia de su amor hacia nosotros que postrados a sus pies le recibimos, llenándonos de paz y felicidad.
 ¡OH JESÚS! Ruega por nosotros, los pecadores… Ayúdanos a transigir, a perdonar a quienes nos ofenden, no tengamos en cuenta sus faltas y ayúdales también y acércalos a nuestro camino, que no anden solos y perdidos; y entre todos ayudémosles a seguir TUS  PASOS durante el pedregoso camino de la vida.

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