jueves, 21 de abril de 2011

UN NORTEÑO,

LA OROTAVA: MIS RECUERDOS RELIGIOSOS

ARTÍCULO DE: Evaristo Fuentes Melián
   Esto lo he contado ya otras veces, pero no me resisto a contarlo de nuevo para los más  jóvenes.  Disfrutemos laicamente de algunas anécdotas semana santeras.  
    En 1955, en la procesión del Silencio de la Parroquia Matriz de la Concepción, en plena procesión, presos de una juvenil inmadurez, nos tentó una  risa contagiosa a mis amigos y a mí.  Las mujeres, de luto y con sus cirios, nos miraban de reojo enojadas, aunque algunas de ellas también contagiadas por nuestras risas.  Los guardias o 'celadores', que así se llamaban aquí por entonces, acallaron el extemporáneo jolgorio sólo con reprendernos con la mirada.  Cosas de chicos que no pasaron de pecado venial.
   La otra procesión del Silencio del casco urbano, en San Juan, Villa Arriba, se hizo por primera vez en 1956.  Pasa, entre otras, por una calle que ha tenido tres nombres: Castaño, Los Molinos y Doctor González. (Bueno sería, señor alcalde, amigo Saso, poner como en San Cristóbal de La Laguna, los letreros de las calles con el nombre antiguo y el nuevo).
     El retablo del Señor a la Columna que hoy en día está, aplacado en fina y adornada cerámica, en la fachada norte de la Casa Parroquial, estuvo muchos años en la esquina  de la calle León (Rómulo) con la carretera, en el muro de la Casa Azul. Allí se inauguró el domingo 28 de octubre de 1956. En su alcancía se depositaron todas las limosnas u óbolos de aquel día.   Pues bien: fue una de las noches siguiente a la inauguración del retablo, quizá con la imaginación plagada de películas policiacas del tiempo del mejor H.Bogart y del más repelente E. G. Robinson, o inspirados en el inolvidable 'robo del siglo' de 'Rififi' (J.Dassin, 1955), por el procedimiento del butrón; o en su parodia 'Rufufu', de Mario Monicelli y actores como Mastroianni, Gassman y Totò…; lo cierto es que estuvimos elucubrando en broma, sobre la posibilidad de 'substraer' el producto habiente en la alcancía inaugural, haciendo un hueco por el lado posterior del muro.  Cuál no sería nuestra ingrata sorpresa cuando, en la mañana del miércoles 31, tres días después de la inauguración, corrió la infausta noticia de que se había cumplido nuestra premonición.  La alcancía resultó, en efecto, desvalijada directamente, sin necesidad de romper el muro para nada.  Al parecer fue 'necesidad perentoria' de un emigrante que, unos años más tarde, hizo un auténtico y eficaz acto de contrición y arrepentimiento devolviéndolo todo. ¡Para que aprendan algunos de nuestros políticos de dudosa catadura…! 
    El retablo se cambió de sitio seguramente por un principal motivo: era un riesgo poner limosnas allí, porque el intenso tráfico pasa tan rozando que te podía 'cepillar' a tí cuando te acercaras al 'cepillo' o alcancía de las limosnas...
   A veces te tienta la risa sin malicia cuando debes guardar un silencio respetuoso. Por ejemplo, una vez por la misma época, el orador sagrado especialmente invitado la noche del Jueves Santo, al balcón principal del Ayuntamiento, en el primer pasaje de su sermón, quizá por traerlo aprendido de memoria, dijo con el mayor énfasis.
"¡En esta noche llena de estrellas...!".
    Mas probablemente aquel orador sagrado no miró al cielo terrenal que nos envuelve atmosféricamente, donde en realidad, en aquel momento, no se veía ni una estrella, sino que estaba la brumosa capa que en esta zona norte llamamos 'panza de burro'.

                                                                           Espectador

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