sábado, 6 de noviembre de 2010

TURISMO Y OTROS,

RECAUDACION SALVAJE       
ARTÍCULO DE: Luciano Soriano
Somos incapaces de aprender de la historia, probablemente porque nadie la lee. No quiero castigarles con latinismos como “nada nuevo bajo el sol”, “Ay de los vencidos”, o “La suerte está echada”, así que se los ofrezco debidamente traducidos. La recaudación salvaje, siempre ha sido un signo de debilidad, de antesala de la destrucción. De prolegómeno del despeñe abismal. El aterrorizar a un pueblo, los vencidos, a la clase media o a todas las clases sociales, el arremeter contra el bolsillo , el ahorro y el gasto de los ciudadanos, sin sentido, prudencia o rigor, es como decía el genial Quino, el acabose, el sálvese quien pueda, y después de nosotros, el diluvio. Esto último es francés. La revuelta está servida.
El Estado de derecho esta derruido y la indefensión ciudadana es la moneda que circula. Embargos hasta a viudas, ancianos, discapacitados y dependientes, por criterios de funcionarios que opinan que no hay que ayudarles o reclamarles ayudas recibidas “indebidamente” con anterioridad. Cerrar empresas pequeñas, incapaces de sostenerse en este avispero fiscal de 5 administraciones, con impuestos, módulos, tasas, multas, sanciones, es de uso cotidiano, es  deporte favorito de las Administraciones. Y el “tiro” recaudatorio al autónomo, pequeño empresario o pequeño comercio, su hobby más apreciado. El empleado por cuenta ajena, o funcionario no politizado es más fácil de extorsionar, desde el origen de sus ingresos  se le atornilla y punto, pero no final, ya que en Junio se le rebaña un poco más para vaciarle lo que quede de capacidad de gasto.
Esto hace que España y los españoles hayan perdido mucho de su proverbial buen humor y alegría, que tan famosos nos hizo, junto con el botijo, la paella y la sangría, y que  hacían las delicias de nuestros visitantes que es de lo que vivimos y de lo que seguramente  mal viviremos en los próximos lustros de nuevo. Y se produce este malestar vital porque de nada sirve trabajar ni esforzarse ni ahorrar. La Recaudación salvaje, como Atila, arrasa y no deja crecer la hierba.
Por todo lo expuesto, hay que concluir que tan reprobable es la insumisión fiscal, vulgo “fraude”, como el mal uso de lo que nos extraen, mucho más incluso, creo, que es lo que hacen estos indocumentados que nos exprimen. Si las empresas se sumergen hay dos efectos. Baja la recaudación y hay que compensarla con nuevas subidas de impuestos, y además, el resto de los que no nos sumergimos, por imposibilidad, buena voluntad o estupidez tenemos que cargar con un reparto mayor, con una cuota mayor. Si comemos 10 y 2 no pagan, la cuota de los 8 que quedan es mayor, evidentemente. Ya que la factura no baja ni a tiros. No, bueno, no quiero dar ideas. Pero, si el destino de los impuestos y de la salvaje recaudación, que pisotea todos y cada uno de nuestros derechos como ciudadanos, y nos relega a la mas indigna y desesperante  indefensión, no es riguroso y se destina a mantener a nivel millonario a esa Casta político familiar, sin control ni remedo, destinando a “gastos corrientes” el 80% de lo recaudado y teniendo la inmensa mayoría de “ellos” y sus familiares varios sueldos, canonjías, prebendas y mamandurrias, recomiendo la guerra abierta al “enemigo”. Sin cuartel.  Y todos sin excepción unidos, mejor. Acabemos con el recaudador salvaje e insolidario y adecuemos la recaudación al país real en el que vivimos, con el máximo respeto por el contribuyente.
Exijo.                                                                                                                                                                      
Areflexionar

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