martes, 16 de noviembre de 2010

UN NORTEÑO,

BERLANGA
ARTÍCULO DE: Evaristo Fuentes Melián
Corría el mes de octubre de 1950. Franco, el Generalísimo, visitaba por última vez Canarias. Algunos chicos de los colegios de La Orotava (Juan José Reyes Duclos, Isidoro Sanchez…) corrieron hacia las inmediaciones de la ermita y plaza del Calvario, por donde desemboca en la Villa el ramal de la carretera general del Norte. Iban con banderitas a recibir al Caudillo.  Pero, de repente, llega la noticia de que Franco no viene al Norte por esa carretera que entonces se titulaba la C-820. Y los colegiales deben desplazarse, apresurados, al otro extremo del casco urbano, a un kilómetro de distancia, lugar conocido por El Recodo, donde se bifurca y arranca en este pueblo la carretera C-821, a Las Cañadas del Teide.  Franco, a última hora, subrepticiamente, ha decidido cambiar la ruta norteña, y vendrá por la carretera dorsal de la cumbre. Una similar escena queda retratada años más tarde por Berlanga en “Bienvenido Mr. Marshall”.
En la prensa diaria nacional, en crónicas a la muerte de Berlanga, no todo es benefactor. Hay críticos nacionales de empaque que opinan que Berlanga sólo hizo dos  obras maestras, ambas  de la mano del guionista Rafael Azcona: "Plácido” y "El verdugo". En el homenaje a través de la tele pública, a cargo de actores nacionales, la noche del domingo de su capilla ardiente, hay mucha mediocridad perra vinícola noctámbula fanfarrona madrileña. Nada que ver con la vida en los pueblos españoles periféricos. Alguien ha querido comparar a Berlanga con Fellini y Billy Wilder. Hay diferencias. Jamás en el cine hispano habremos visto a una mujer tetuda exuberante y avasalladora, dando de mamar orgásmicamente a un adolescente, como en “Amarcord”; ni jamás habremos visto el gesto angustioso de un fulano interpretado por Jack Lemmon, misérrimo, arribista y medrador, muerto de frio a la salida de “El apartamento” de su propiedad, mientras se lo ha prestado a uno de sus jefes, que  está dentro con su chica preferida.   
Espectador

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