UNA LLAMADA SOLIDARIA
ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez
Vivimos en unas fechas en las cuales el rencor debe de desaparecer, pero no momentáneo, sino definitivo si es que aún, nos queda algún resquicio de respeto hacia los demás, en unas fechas como las que ahora nos toca vivir.
Por consiguiente, la Navidad debe de servir de tarjeta identificativa ante el odio y el rencor, porque no siempre podemos llevar sobre nuestras espaldas el sobrepeso del rencor y la ira. Y por ese camino me dirijo a los políticos, no sólo para sanar heridas en tiempos navideños de cara a la galería con la tarjeta acostumbrada de los buenos deseos, sino para que nuestras buenas intenciones lleguen más allá del más allá, para que seamos conscientes de las necesidades humanas y de los tiempos de crisis que estamos viviendo, y sintamos la Navidad desde otra vertiente que es acercarnos a todos aquellos que por distintos motivos la Navidad no le entraña nada nuevo, si el hambre y la miseria vive en ellos y los confundimos cada minuto sin darnos cuenta.
Ojalá, la Navidad sea una llamada a la solidaridad, y seamos capaces de comprometernos a compartir el pan con quienes no tienen que llevar a sus estómagos esos días, mientras otros, los más poderosos de la tierra derraman sin compasión y pisotean el pan y la sal de la amistad y el afecto.
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