viernes, 25 de marzo de 2011

ART. DE UN PORTUENSE,

 ¡SEÑOR ES TUYO SÓLO TUYO ERA UN HOMBRE BUENO!
ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros
En estos tristes momentos una negra nube sobre nuestra isla de Tenerife, se ha posado, de un color gris pizarra, enlutando nuestros corazones con la pérdida del querido Padre Antonio. En estos días mucha tinta se va a gastar, con dolor se van a enterar en el amplio espectro planetario, ya que era amigo de todos y calladamente repartió muchas bendiciones por doquiera, que el dilecto cura, el hombre consecuente, el padre Antonio dejó de existir entre nosotros, aunque sólo esté ausente físicamente.
Quienes más le van a echar de menos son sus viejitos y aquellas buenas personas que siempre colaboraron con él desinteresadamente; también se acordarán de él los que aún conservan su trabajo remunerado, en la Fundación Hogar Santa Rita, en los grupos de Punta Brava y el complejo de Las Dehesas, en las condiciones legales, de acuerdo a las circunstancias que siempre se lo permitieron.
Así fue como se ganó el afecto incondicional de los suyos. También tuvo enemigos, aquellas personas a las cuales molestaban sus progresos, por ser emprendedor, un trabajador netamente honrado y muy solidario, a pesar de los pocos recursos de que disponía para llevar adelante sus grandes empresas “humanitarias”, pero como era un hombre tenaz y valiente, Dios le ayudó siempre, aún sufriendo las negativas influencias de aquellos que querían verle fracasado en su intento, para explotar ellos las grandes ideas del Padre Antonio y hacer el envidiable y gran negocio y sin escrúpulos, acerca de las necesidades de nuestros viejitos.
Aunque estos lamentables días que vivimos y los próximos, los que nos sucedan, espero no olviden con el paso del tiempo, quien fue nuestro querido Padre Antonio. Suele ocurrir que, pasada la tormenta todos olviden fácilmente aquellos momentos tortuosos…
Pienso que le vamos a tener siempre en nuestro corazón, los buenos recuerdos en la mente y en los oídos su voz sincera y consoladora, dándonos todo apoyo espiritual cuando le hemos solicitado queriendo hallar el consuelo necesario en determinados momentos de la vida. Fue eso, consuelo y entrega, su bondad traspasó los umbrales de la razón, llegó a calmar la angustia de muchas familias sólo con su mística presencia. Despertó en sus fieles la insospechada calma que alegra y eleva al alma en momentos difíciles.
Por todas partes sólo se habla del añorado Padre Antonio, caló muy hondo, como uno más de la familia cristiana y nos ha conmovido mucho la luctuosa noticia de su ausencia espiritual, el silencio de su voz y su bondadosa mirada…
¡Hasta siempre, Padre Antonio!, benefactor de nuestros pueblos, ejemplo vocacional y salvador de almas descarriadas… Gracias amigo, incansable luchador terrenal y que el Cielo te acoja como eres, limpio de conciencia y con ganas de seguir haciendo cosas…

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