viernes, 25 de marzo de 2011

UN NORTEÑO,

LIZ TAYLOR
ARTÍCULO DE: Evaristo Fuentes Melián
   Algunas películas de romanos (péplums, en el argot) son unos rollos largos de insufrible pesadez estomagante. Cuando el estreno de tu  “Cleopatra” en un cine de Madrid (1964), con grandes impresionantes carteleras pintadas a mano por auténticos artistas, estaba yo por vez primera en la capital. Mas lo que prefiero contar de tu vida de actriz, que tanto agitó nuestros sueños, es lo que vi en dos de tus pelis de compromiso social: “Un lugar en el sol” y “La gata sobre el tejado de cinc caliente”.  Un ‘hot’ = caliente, que la censura española  mutiló.
    “Un lugar en el sol” (1951) llegó a Tenerife unos años más tarde. Montgomery Clift era un pobretón del que te enamorabas tan perdida como caprichosamente; tú eras una ‘niña bien’ y lo invitabas a un guateque de la clase alta, que en mi pueblo llamábamos ‘gente rica’, de tantas  reminiscencias con la aristocracia tinerfeña de postín tradicional (La Laguna, La Orotava, Garachico…). Mi amigo Raúl, el mayor de la pandilla, ya frisaba los veinte años, y me abrió los ojos para aclararme que, en aquella secuencia en que bailaban pegados, Clift te besaba disimuladamente los pechos…. ¡qué imaginación más calenturienta la de mi amigo Raúl!
    También te marcaste un rol de impresión  en “La gata…” (1958); te pusiste cachonda y Paul Newman, recién casado contigo, en medio de un ambiente de ‘high society’, tan opulenta como putrefacta, te daba de lado, para ponerte más cachonda todavía; aunque en realidad no se sabía, aun acudiendo a la obra teatral de origen (Tennessee Williams), si Paul era hétero, ambidextro, bisexual o directamente maricón.
     Liz: te confieso que no eras mi  tipo, un cinco raspado sobre diez, si el diez se lo adjudicamos a Ava Gardner. En todo caso, más de una vez  nos obligaste a pasar por el confesionario, para subsanar el pecado de lujuria del cual fuiste la causa, dicho en cursi, el ‘leitmotiv’.   
                                                                                            ESPECTADOR

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