lunes, 28 de marzo de 2011

ART. DE UN PORTUENSE,

¿CÓMO VOLVER A LA VIDA EMOCIONAL?
ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros.
La vida nos depara, habitualmente, sorpresas inesperadas que configuran, a la par, buena parte del entramado disuasorio de la evidencia cotidiana, ese texto inexorable que enumeran cada una de las páginas de nuestra pequeña historia personal. Tantas vivencias acumuladas en ese ordinario volumen de recuerdos,  pretéritas participaciones que desde ayer forman parte del pasado. Querencias vividas, cuya evocación nos produce distintas sensaciones, según y cuales fueren los recuerdos; vivencias desde nuestra corta niñez, nuestra primera juventud y aquel hermoso preludio, de románticos acontecimientos que desvelaban, a veces, tiernamente, los encantos de la vida en tales momentos, desconcertantes episodios vividos en el confusionismo sentimental. Los pétalos de las primeras margaritas deshojadas han quedado lejos, en el florido camino de las primeras ilusiones... Ahora, iba a ser distinto, decisivo también. E íbamos a sentir los primeros desengaños, la traición o el desprecio infinito de la incomprensión. Entonces comenzaba la dura lucha de la vida, en plena juventud, sin entenderlo bien, sin conocer  ni siquiera algunas de las razones originarias del fracaso. Afortunados aquellos que no sufrieron alguna seria decepción ni mentiras.
 Y lo más sorprendente, es la capacidad de algunos, para saber perdonar tales desagravios. El corazón, hablando en términos poéticos, es capaz de perdonar, e incluso, de volver  amar, pero jamás podrán olvidarse las decepciones sufridas.
 La vida nos va enseñando, con sus espontáneas sorpresas, los márgenes del camino que aún hemos de recorrer. Y no siempre son tristes los motivos que nos sorprenden. Es increíble, pero cierto, la variedad que existe en esas influencias  del curso acelerado de nuestras vidas, en ese incómodo peregrinaje. De repente aparecen al final del oscuro túnel del tiempo, la luz reveladora de nuestra felicidad; y al salir de él, el cielo nos da la más pura revelación, con un pasaje distinto, y "personas distintas". Aire puro y regenerador, incesantes satisfacciones… estertores de energías perdidas, soplos de angustias a causa de las crueles decepciones que languidecen hasta apagarse por completo. Todo se renueva y el espíritu se alegra y regenera con todo cuanto nos rodea. Parece como si el ser naciera de nuevo... La vida comienza desde esos instantes, y el mundo parece que brindara todos sus encantos, nuevamente, y en esa realidad contagiosa, se descubriera al verdadero amor. Ahora, con más fuerzas que nunca, aceptamos como es el entorno que nos rodea. Todo parece que nos sonriera. Las cosas y las personas, las nuevas perspectivas, dan confianza. Se aprende a confiar en los demás, que se es capaz de vencer en la constante lucha por la vida a través del sendero hallado, después de tanto dudarlo y haber sufrido la incredulidad, la desconfianza y el horror de la desilusión... Ahora es diferente, la madurez es evidentemente, el verdadero vehículo para salir  del confuso episodio vivido. La mente ha visto el claro resplandor de la evidencia.

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