jueves, 3 de marzo de 2011

VILLEROS ILUSTRES,

MARÍA DOMINGA HERNÁNDEZ MÉNDEZ

IN MEMÓRIAM

ARTÚCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abéu

En fin a vuestras manos he venido,
yo sé que he de morir tan apretado
que aun aliviar con quejas mi cuidado
como remedio es ya defendido;
     mi vida no sé en qué ha sostenido
si no es en haber sido yo guardado
para que sólo en mí fuese probado
cuánto corta una espada en un rendido.
     Mis lágrimas han sido derramadas
donde la sequedad y el aspereza
dieron mal fruto de ellas, y mi suerte:
     ¡Basten las que por vos tengo lloradas;
no os venguéis más de mí con mi flaqueza;
allá os vengad, señora, con mi muerte!

Garcilaso de la Vega

Termino el sumario de hoy, como homenaje póstumo a una gran madre, excelente persona que dio toda su vida por su familia, por sus esposo  el icodense Alfonso González, ex jugador de fútbol  de los Copos de Nieve, del Viera y del Icodense, por sus hijos mi más que amigos eran mis hermanos Alfonsito y Dominguito. Una mujer que nació y se crió en la calle el Agua o Tomás Zerolo, pasó su juventud y madurez en la Plaza de la Paz, concretamente frente a la capilla que diseñó el arquitecto Mariano Estanga y que custodia la pieza escultórica más importante salida de la gubia del escultor orotavense Fernando Estévez del Sacramento “La Piedad”, conocida por el Cristo del Calvario, y también custodia a los Santos patrones de la Villa San Isidro y Santa María de la Cabeza, del mismo escultor.
María Dominga, siempre nos recibía con los brazos abiertos, con la preocupación de la vida, con la bondad y la generosidad que le caracterizaba. A partir de la marcha de su marido Alfonso, se curró en la soledad,  soledad que supo llevar con filosofía, por qué su inmensa creencia en la fe cristiana, en su fe, siempre desde su balcón, desde la trastienda de su casa, sabía que no estaba sola, sus hijos eran dos reliquias que la querían más que a una madre, al otro lado del jardín, de la fuente estaba su Cristo, La Piedad, que su padre Don Cipriano era un devoto acérrimo, a igual que su esposo Alfonso.
Ahora está descansando en la felicidad, pero esta vez no está sola, está su querido esposo Alfonso, sus padres, sus hermanos Nito y Elvira, tía Elvira como yo le llamaba, por eso le pido a mis íntimos hermanos y amigos de toda la vida; Alfonsito y Dominguito como siempre le llamé y les llamábamos, que vuestros padres  están juntos, donde, no lo sé, pero si están reposando irreversiblemente, en un lugar que es  un inmenso recuerdo de lo que ha sido la vida…
Besos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario