viernes, 15 de abril de 2011

ART. DE UN PORTUENSE

LA EVOLUSIÓN DE LA VIDA  OBLIGA A  NUEVAS ALTERNATIVAS SIN DESCUIDAR  NUESTROS PRINCIPIOS

 ARTICULO DE: Celestino González Herreros
La vida y nuestras costumbres van tomando un giro espectacular, ya no es que sean mejores o peores los cambios que ameritan las circunstancias. De nada sirve, en este especial sentido, aferrarse a los principios que ya hoy, en su mayoría, algunos son  o están realmente desfasados. Concurren nuevas circunstancias que nos obligan a tomar distintas decisiones. No podemos quedarnos atrás lamentándonos. Y esta vez hablo de nuestra economía. No sé cómo decirlo sin que mis palabras hieran susceptibilidades, ni provoquen polémica alguna.
 Un muchacho casado hace un par de años, se hizo su casita y como tiene una huertita que la cuida con esmero y gran celo, me trajo a casa, una hermosa caja con tomates, acelgas, zanahorias, lechugas, una hermosa papaya y varias cosas más. Y nunca fue persona del campo, pero piensa muy juiciosamente respecto a la tierra. Dice que ha leído varios escritos míos publicados en varios Blog y en el mío propio, respecto a la tierra y que, para testimoniar la verdad de mis argumentos, me obsequiaba con el presente detalle. Añadió que aunque humilde –pienso que tiene mucho valor-  evidencia aquello que digo, al referirme a la tierra: “La tierra siempre fue generosa y agradecida”
 Nuestras costumbres, no quiero decir que se pierdan, eso jamás. Hemos de ser tolerantes e ir dando paso a nuevas alternativas, no podemos quedarnos atrás o en mitad del camino. Ello implica al hombre a seguir luchando sin desfallecer, aunque tengamos que cambiar algunos esquemas o elementos básicos, las formas y los momentos…La lucha será siempre conflictiva y las malas rachas nunca eternas.
 Las personas acabamos cansándonos de las clásicas situaciones, entre el poder y la oposición, de esas fuerzas dominantes… Como ocurre a la inversa. Acabamos por pasar de ambas conductas, cuando no se le ve el queso a la tostada. Y en nuestro fuero interno, estamos deseando, aunque no lo confesemos libremente, que llegue el día en que podamos sentirnos “más satisfechos” respecto al triste ambiente que reina en nuestra sufrida sociedad, molestos por las despiadadas arremetidas entre nuestros políticos, como una guerra infantil entre muchachos jugando con aquellos soldaditos de plomo, sin importarles el ridículo que hacen algunas veces, evidentemente, sin percatarse de ello. Nuestros pueblos merecen un respetito, siquiera eso, más seriedad y pensar siempre que las urnas no perdonan llegado el momento. En nuestra ciudad se está cocinando un guiso que a nadie va apetecerle, ni a los perros. Amenazas, siempre amenazas… Y repito, las urnas no perdonan, así pues, más cordura y frenar los bajos impulsos. Eviten las divisiones partidistas dentro de los equipos… Esos son, los instigadores, los inadaptados que sólo buscan significarse y el consiguiente protagonismo a ver si alguna vez llegan alguna parte, cueste lo que cueste  y aunque fuera a costa de  herir el honor de los demás sin importarles que sean personas seria y de ejemplar conducta ciudadana. Antes de concluir, sinceramente, deseo que no interpreten mal mis palabras, tampoco son lecciones, ni mucho menos. En esta lucha por salvar el prestigio de nuestra ciudad, estamos implicados todos, cada cual desde su lugar. Si me gustaría, seguir contribuyendo, a mi modo, hasta conseguir que estemos más unidos, seguir respetándonos y jamás desfallecer hasta lograr para los que vienen detrás de nosotros, arrancar todas las espinas de nuestros caminos y dejarles una ciudad mejor, más prospera y que quede siempre para nuestra historia, el loable recuerdo y el honor de nuestros “testarudos” pero buenos políticos. ¿Qué otra cosa más hermosa podríamos dejarles? Y que lo veamos con humildad y orgullo desde donde estemos entonces.
 Así como el campo necesita el apoyo de nuestros políticos en diversos sentidos, todos aquellos que son indispensables para recoger  y vender buenas cosechas, las ciudades también necesitas que sus ediles se preocupen, sin desfallecer, de mantener en optimas condiciones cada una de las distintas infraestructuras necesarias para poder competir seriamente con los demás destinos turísticos y garantizar con ello nuestra ocupación hotelera al máximo. Se está trabajando mucho, pero lentamente, no se ve movimiento de obreros en cuadrillas trabajando y los pocos que aparecen pareciera que no tuvieran ganas… Me pregunto hace tiempo: ¿Ya no hay capataces en las obras para vigilar al personal?  No me vengan a decir ahora que esa norma sería antidemocrática. Antidemocrática es la permisibilidad, habiendo tantos “parados” que se les permita a los obreros trabajar a su aire…Observen, donde quiera que haya obras, que de diez trabajan cuatro y luego se van turnando, hasta que sea la hora de guardar la herramienta. Así no se puede avanzar o adelantar el trabajo. Y eso me lo han dicho a mí en la calle e insisten que escriba sobre el particular. Ante todo pregunto: ¿Y les pagan bien y puntualmente? Da la impresión de que no están muy satisfechos. Así no adelantamos…

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